Unión volvió a sumar de a tres y lo hizo con una versión renovada que ilusiona. Tras el triunfo ante Central Córdoba, Cristian González brindó una conferencia de prensa en la que dejó claro que el equipo no solo respondió dentro de la cancha, sino también en lo emocional, en un momento clave de la temporada.
"Sabíamos que era un partido terriblemente importante", arrancó el DT. “Más allá del campeonato, era una obligación ganar por el tema del promedio. Jugábamos en nuestra casa y con nuestra gente”. La victoria, para el Kily, se sostiene en decisiones tomadas con base en lo físico y anímico: “Había jugadores muy cargados, con molestias, y por eso decidimos rotar. Pero el 11 que armé fue el mejor posible. Y salió bien”.
Uno de los nombres que sorprendió fue Mauricio Martínez, que se paró como líbero. "Lo habíamos trabajado, pero una cosa es entrenarlo y otra jugarlo. Hizo un partido extraordinario", destacó. Otro de los puntos altos fue Rafael Profini, que se consolida como titular: “Hace unos meses iba a ser cedido a Gimnasia de Jujuy. Hoy está jugando de volante central y es uno de los que más se destaca”.
Pero más allá de los nombres propios, lo que el técnico más valora es el compromiso grupal: “Hace unas semanas, después del partido con Aldosivi, hablé con el grupo y les dije que sentía que mi ciclo estaba cumplido. Me escucharon y me pidieron que me quede. Hoy me demuestran que quieren estar todos, y eso me encanta”.
El DT fue autocrítico con el pasado reciente: “No me confundo, sé que no estamos bien en el campeonato. Hicimos partidos malos, no hacíamos goles, cometíamos errores infantiles. Pero ahora ganamos dos seguidos sin recibir goles, y eso nos tiene que dar confianza”.
Con respecto al arco, explicó por qué eligió a Tagliamonte: “Entrena al 100%. Consideré que no iba a haber diferencia con Thiago, y cumplió. A veces me enojo porque no hace lo que le pido, pero lo importante es que estuvo seguro”.
Pensando en el futuro inmediato, el Kily ya apunta al duelo clave ante Palestino, por la Copa Sudamericana: “Vamos a viajar el martes. Ya está todo organizado. No tenemos un plantel largo, por eso es clave que todos estén preparados. Hoy me la hacen difícil, y eso me encanta. Porque sé que cualquiera puede rendir cuando le toca”.
Finalmente, cerró con una mezcla de satisfacción y bronca: “Me da rabia ver a Unión abajo en la tabla. No es nuestra realidad. Pero esto es fútbol: si no la metés, perdés. Por eso hay que acostumbrarse a ganar”.
Con un equipo que recupera confianza, el Kily sabe que lo mejor aún está por venir. Y en su voz, se nota que la llama sigue encendida.