El modo incógnito, presente en la mayoría de los navegadores, como Google Chrome, ha sido una herramienta muy utilizada por quienes desean navegar sin dejar rastros en sus dispositivos. Pero, pese a su nombre, no garantiza el anonimato ni la privacidad total. Existen múltiples factores que limitan su efectividad y es clave conocer otras formas de proteger la actividad online.
Qué hace y qué no hace el modo incógnito
Al activarlo, Chrome deja de guardar el historial de navegación, las cookies, los datos de formularios y las contraseñas. También se desactiva el autocompletado. Esto evita que otras personas que usen el mismo dispositivo puedan ver la actividad anterior.
Sin embargo, esta función no impide que nuestro proveedor de internet, los administradores de red o los propios sitios web vean qué hacemos en línea. El modo incógnito no oculta la dirección IP ni bloquea el seguimiento en cuentas iniciadas, como las redes sociales o los correos electrónicos. Es decir, si iniciás sesión en una cuenta, tu actividad queda registrada igual.
Por eso, si el objetivo es navegar sin dejar ningún tipo de huella, esta herramienta no alcanza.