Decís “una miradita más y me duermo”, pero cuando te diste cuenta ya pasaron 40 minutos entre videos, noticias o memes. Y al otro día, el cuerpo lo siente, debido a los siguientes factores.
Sobrecarga sensorial: ver tantos estímulos seguidos satura al cerebro. No alcanza a procesar todo y queda en un estado de alerta constante.
Dopamina en exceso: cada nuevo contenido o notificación genera una mini descarga de dopamina. Eso engancha, pero también agota. Después viene el bajón: fatiga, ansiedad y dificultad para concentrarse.
Alteración del sueño: la luz azul de las pantallas inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. El resultado es más dificultad para dormir y menos descanso real.
Mini desintoxicación digital: cómo empezar
Fijar un horario de cierre: por ejemplo, dejar el celular una hora antes de dormir. Aunque sea media hora, hace la diferencia.
Usar apps que ayuden a limitar el tiempo de uso: existen herramientas que bloquean ciertas aplicaciones o que miden el tiempo en pantalla para tomar conciencia.
Cambiar el scroll por algo más relajante: música tranquila, un podcast suave o leer un libro en papel.
Dejar el celular lejos de la cama: esto ayuda a no caer en la tentación de chequearlo ni bien te despertás o durante la noche.
Probar un día sin redes al mes: elegir un día para desconectar del todo. No es un castigo, es un regalo para la mente.
El descanso mental también se cuida. No se trata de eliminar el celular ni de vivir desconectados, sino de encontrar una forma más consciente y saludable de usar la tecnología, para que no termine agotándonos.