Unión tocó fondo en Riobamba. El equipo de Nicolás Vazzoler sufrió una durísima derrota por 3 a 0 ante Mushuc Runa, en un partido que marcó no solo el cierre de una floja primera rueda en el Grupo E de la Copa Sudamericana, sino también el quiebre de una ilusión que venía de capa caída. Con solo tres puntos en tres partidos, el Tatengue está obligado a una remontada heroica si quiere mantener vivas sus chances de meterse en los octavos de final.
Un inicio prometedor... que se diluyó
El debut había sido soñado: victoria por 1 a 0 ante Cruzeiro en Santa Fe, en lo que fue una noche histórica para el club. Pero desde entonces, todo se vino abajo. Primero, una preocupante derrota por 2 a 0 ante Palestino en Chile, donde Unión mostró poco. Y ahora, el golpe más fuerte: un 0-3 sin atenuantes ante Mushuc Runa en los más de 2.700 metros de altura de Riobamba.
El equipo ecuatoriano fue ampliamente superior, aprovechó errores defensivos, pegó en momentos clave y dejó expuesto a un Unión que no logró hacer pie ni física ni futbolísticamente. “El gol de entrada fue decisivo”, reconoció Rafael Profini, uno de los pocos jugadores que habló tras el partido. Y no fue solo ese: el segundo tanto terminó de desmoronar al conjunto santafesino, que nunca pudo reponerse.
Un grupo que se aleja y una clasificación cuesta arriba
Con este resultado, Mushuc Runa se escapó en la cima con nueve puntos sobre nueve posibles, y no solo lidera con comodidad: también mete presión a los demás. Unión, con tres puntos y una diferencia de gol de -4, quedó en el fondo, a la espera de lo que suceda este jueves entre Palestino (3 pts, +1) y Cruzeiro (0 pts).
Más allá de ese encuentro, la realidad para Unión es clara: debe ganar sus dos próximos partidos en casa (Palestino y Mushuc Runa) y luego buscar un milagro en la última fecha, como visitante ante los brasileños, si quiere soñar con la clasificación. Un panorama extremadamente complejo, donde el margen de error es nulo.
¿Qué le pasa a Unión fuera de casa?
Más allá de los rivales, lo que preocupa en Santa Fe es el pobre rendimiento fuera del 15 de Abril. Mientras que de local el equipo ha mostrado actitud e intensidad, en las dos salidas continentales fue ampliamente superado. Falta solidez defensiva, claridad en la generación y, sobre todo, fortaleza mental para afrontar adversidades. “No todos los partidos merecimos perder, pero no estamos encontrando la solidez que sí tenemos de local”, admitió Profini, con autocrítica.
Además, la altura de Riobamba fue un factor que el plantel no pudo manejar. “Se sintió, sobre todo en el segundo tiempo”, reconoció el mediocampista, quien también denunció un golpe en el labio previo al segundo gol ecuatoriano que el árbitro no sancionó.
El desafío: levantarse y reaccionar
Más allá del golpe, desde el cuerpo técnico insistieron en no bajar los brazos. “Todavía seguimos en competencia. Somos fuertes de local y vamos a ir por todo”, avisó Profini. Vazzoler, por su parte, valoró el intento y el compromiso del grupo, aunque reconoció que el equipo se desordenó tras el primer gol y no pudo reencontrarse con su plan.
Unión tiene poco tiempo para digerir el golpe: el calendario aprieta, el ánimo está golpeado y la tabla es clara. Si quiere seguir en la Copa, no puede fallar más. Las próximas dos fechas serán en casa, donde deberá recuperar no solo puntos, sino confianza y funcionamiento. Porque en la Copa no hay lugar para los tropiezos repetidos.