Unión no encuentra el remedio para sanar de este momento. El proyecto de Cristian González fue interrumpido por falta de resultados y tomó la posta interinamente Nicolás Vazzoler, sin embargo, la situación no cambia. Parecía mostrar una reacción por el rendimiento en el empate ante Newell's, pero la actuación en Ecuador ante Mushuc Runa volvió a decepcionar. Incluso, a aquellos que pusieron fichas en que surgiera la remontada.
Un equipo de mandíbula de cristal, ya que ante el primer golpe se derrumba. Le pasó en Riobamba, donde le marcaron de entrada y luego no pudo levantarse. Una situación reiterativa que marca la irregularidad y eso le pasa factura en las aspiraciones y pretensiones.
A esto se le suma la alarmante falta de gol. Más allá de las opciones que crea, no acierta al arco y eso le impide ilusionarse con enderezar el rumbo. Solo es cuestión de repasar los números en el torno local, donde tiene menos goles (nueve) que partidos jugados (14). En la Sudamericana solo le marcó a Cruzeiro, después quedó seco y recibió cinco goles en tres partidos.
Un rendimiento en declive que no ayuda a la confianza. Un equipo al que le ganan con muy poco, paga caro cada error y le cuesta un montón hacer goles. Pasa el tiempo y se nota que no se pudo reemplazar a los delanteros de la temporada pasada, pese a la millonaria inversión que se hizo (Marcelo Estigarribia hizo dos goles, mientras que Agustín Colazo y José Angulo no anotaron).
Una situación inesperada e inusitada para muchos puertas adentro, ya que la expectativa inicial iba para otro lado, pero el baño de realidad deja otra cosa.