El presente de Colón es alarmante. El equipo acumula cinco derrotas consecutivas, se encuentra a 10 puntos del líder Gimnasia de Mendoza en la Zona B de la Primera Nacional y, lo que es más grave aún, fuera de los puestos de Reducido, muy lejos de los objetivos trazados a comienzos de la temporada.
En medio de este oscuro panorama, el director deportivo Iván Moreno y Fabianesi rompió el silencio. Con un tono autocrítico y sin esquivar responsabilidades, el exjugador sabalero admitió uno de los factores que explican el pobre momento deportivo del club: su desconocimiento de las características específicas de la categoría.
"La Primera Nacional es una categoría distinta, tiene matices muy particulares, y reconozco que hubo cosas que no conocía en profundidad", confesó Moreno, en declaraciones que no pasaron desapercibidas. Sus palabras dejan al descubierto lo que ya se había evidenciado dentro de la cancha: un mercado de pases desacertado, una elección de entrenador sin experiencia (Ariel Pereyra) y una planificación que nunca logró asentarse.
Las decisiones tomadas en el inicio del año ahora muestran sus consecuencias. La apuesta por Pereyra, con escasa trayectoria como DT, no funcionó. Los refuerzos que llegaron, bajo la etiqueta de un “mercado inteligente”, no rindieron lo esperado. Y el equipo, lejos de consolidarse, fue perdiendo terreno a pasos acelerados.
En este contexto, Moreno y Fabianesi fue claro: “De cara al próximo mercado de pases no podemos fallar. Tiene que ser un mercado eficciente”. El mensaje es tan directo como elocuente: los cuatro refuerzos habilitados para el segundo semestre deberán marcar la diferencia desde el primer minuto.
Según trascendió, el nuevo entrenador Andrés Yllana ya pidió puestos puntuales a reforzar: un volante central de jerarquía, un delantero con gol y experiencia, un enganche u organizador, y un volante por derecha. En todos los casos, perfiles de peso, con recorrido y capacidad de adaptación inmediata.
Moreno reconoció también que hay un aprendizaje en marcha: “Uno va entendiendo sobre la marcha ciertas dinámicas que no se ven desde afuera. Ahora lo sabemos, y lo asumimos. No hay margen para equivocarse de nuevo”.
Las declaraciones del director deportivo reflejan el nivel de presión que atraviesa hoy la estructura deportiva de Colón. La dirigencia y la secretaría técnica quedaron expuestas por decisiones que no dieron resultado, y la necesidad de revertir el rumbo ya no es solo futbolística: se transformó en una obligación institucional.