Esta semana regresará al circuito del tenis Jannik Sinner, todavía número 1 del mundo, incluso después de tres meses sin disputar un solo partido a raíz de su suspensión por dar positivo de clostebol, una sustancia prohibida, en dos controles antidoping el año pasado. La duración de su sanción (demasiado corta, para varios) fue motivo de mucha polémica y el italiano, a días de su regreso, habló sobre este tiempo y dejó algunos dardos para sus colegas.
Sinner volvió a entrenar ayer en el Foro Itálico de cara al Masters 1000 de Roma, el último preparatorio para la gran cita sobre polvo de ladrillo: Roland Garros. Y el italiano, local y pese a las especulaciones, fue recibido con una gran ovación y aplausos cuando salió a la cancha para su primera jornada de práctica.
Pero no todo fue tan ameno en la conferencia de prensa previa al inicio del torneo. Aunque se mostró entusiasmado por su regreso, es cierto: “Hablé con algunos jugadores y todo salió bien, es una sensación extraña empezar de nuevo, pero es agradable. No tengo miedo de salir a la cancha, simplemente estoy feliz de estar aquí”
Siempre medido y respetuoso, el Nº1, sin embargo, luego dejó entrever algo de decepción y apuntó contra algunos colegas. “Durante mi suspensión recibí algunos llamados sorpresivos de algunos jugadores, pero de otros que quizá esperaba algo, nunca llegó nada. Lo entiendo. Todos quieren ganar. No quiero dar nombres”, sentenció, aunque sí mencionó a aquellos con los que tuvo comunicación.
“Hablé un poco con Jack Draper, que somos muy buenos amigos, y también con Lorenzo Sonego”, reveló. “No hubo videollamadas con los jugadores, pero todo irá bien. Con el tiempo, todo pasa”, completó quien podría debutar ante un argentino: Sinner, primer clasificado, esperará en segunda ronda por el ganador del duelo entre Mariano Navone (99º) y Federico Cina (323º). El tenis sigue sacudido, pero la localía de Sinner, parece, apaciguará al menos un poco el ruido que marcó al mundo de las raquetas en los últimos tres meses.