Unión cerró el primer semestre del año con un balance preocupante. Después de un mal Apertura, donde quedó entre los peores de la tabla general, la dirigencia apostó por el regreso a Leonardo Madelón. Una decisión fuerte de cortar el ciclo de Cristian González que, pese a sus dichos, se sentía con fuerzas y solo una vez quizo dar un paso al costa.
El Francés asumió por cuarta vez con la misión de reencauzar el rumbo y preparar al plantel para lo que viene: un segundo semestre donde la pelea por la permanencia será el principal objetivo.
Sin embargo, este retorno todavía no logró despegar. Al cabo de cuatro partidos —tres por Copa Sudamericana y el último de la fase regular del Apertura—, Unión no pudo sumar de a tres: empató dos y perdió dos. Los números son claros y marcan la cuenta pendiente de Madelón, que llegó como apuesta para devolverle confianza a un equipo golpeado, pero que aún no pudo traducir esa energía en resultados.
Más allá de esto, el cuerpo técnico aprovechó estos encuentros para sacar conclusiones. Madelón puso la lupa sobre algunos rendimientos individuales, detectó los puestos a reforzar en el próximo mercado de pases y empezó a definir la lista de jugadores que no seguirán siendo considerados. Si bien los resultados no acompañaron, esta primera muestra sirvió para que el Francés haga su propio diagnóstico del equipo que deberá rearmar.
El sabor que queda es agridulce: el regreso de Madelón despertó ilusión en la hinchada, pero en la cancha aún no se vio el impacto esperado. Unión ahora se prepara para un semestre decisivo, donde cada punto contará en la lucha por la permanencia. El desafío será grande y Madelón lo sabe: el equipo necesita respuestas urgentes y empezar a sumar victorias. Por ahora, el casillero de triunfos sigue vacío.