El Pato Juan, la entrañable mascota que desde hace meses alegraba a vecinos y transeúntes en el centro de Mendoza, se convirtió en protagonista de una historia que combina ternura, burocracia y justicia animal. Retirado por orden municipal tras una denuncia por un supuesto “ataque” a un perro, ahora su caso avanza con respaldo legal: el abogado Oscar Mellado, especialista en derechos y dignidad animal, asumió su defensa y presentó un recurso para que el pato vuelva a su hogar: una florería en plena avenida San Martín, donde vivía junto a su dueña y dos perros salchichas.
El conflicto comenzó cuando un vecino denunció que el pato había picoteado a su perro. Como consecuencia, el municipio emitió una orden para retirarlo del lugar, desatando una ola de indignación en redes sociales y entre los vecinos de la ciudad, acostumbrados a ver a Juan caminando tranquilo entre flores y saludos.
¿Quién es el Pato Juan?
La medida despertó una movilización espontánea que no tardó en viralizarse. En pocos días, más de 7.000 personas firmaron una petición para que el pato regrese a su lugar habitual. Muchos lo consideran un emblema del centro mendocino, casi una atracción turística involuntaria.
Juan no es un pato cualquiera. Según relató Margarita Flores, su dueña, el ave llegó a su vida cuando tenía apenas un mes y desde entonces se volvió parte de su rutina diaria en la florería. “Sin querer pasaron siete meses y medio y andaba de acá para allá. A todo el mundo le encantaba verlo: caminando, bañándose, jugando con los salchichas”, dijo emocionada.
Incluso su “agresión” al perro, que generó la denuncia, fue relativizada por Flores: “Él cruzó la calle a querer agarrarle la cola a un perro, pero lo tomé como una broma”.
Ahora, el reconocido abogado Oscar Mellado tomó cartas en el asunto. Especializado en casos de protección y derechos de animales, presentó un escrito formal ante la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza solicitando el regreso del pato a su hábitat cotidiano. La base del reclamo se apoya en el vínculo afectivo entre Juan y su dueña, además de la adaptación del animal a ese entorno urbano.
“Se está vulnerando el bienestar del animal, que vivía libre, acompañado y con atención permanente, para pasar a estar confinado en un espacio ajeno, lejos de su referente afectiva”, explicaron desde el entorno del letrado.
Actualmente, Juan se encuentra en Maipú, en una jaula de 3x4 metros, con una altura de 3,20. “Tiene que estar ahí porque hay perros que atacan, que no están acostumbrados a que haya animales sueltos. Hay zorros, liebres…”, detalló Flores. Pero también aclaró: “Juan iba y venía conmigo siempre. Dormía en los pies de mi cama. Era una compañía permanente”.