Referentes de la vecinal Facundo Quiroga, de Barrio transportes, reiteraron su reclamo por el estado de abandono de la zona tras los operativos policiales de los últimos días. Aseguran que la falta de iluminación, las obras paralizadas y los terrenos cubiertos por pastizales favorecen que distintos grupos utilicen el sector como “aguantadero” para delinquir, esconderse y consumir drogas.
El móvil de LT10 recorrió el barrio y recogió los testimonios de quienes viven frente a estos espacios deteriorados y temen que la situación siga empeorando.
Una integrante de la vecinal describió un escenario que —según dijo— se sostiene desde hace años por obras frenadas y mantenimiento insuficiente. “Este es un reclamo que ya viene de hace mucho tiempo, sobre todo las cloacas, el plan de vivienda y el asfalto que el presidente paró. Venía bien, pero se paró y ahora renegamos con lo que ustedes ven: yuyos, la mugre”, aseguró.
La vecina detalló que, aunque los sábados la municipalidad realiza tareas de limpieza, los basurales vuelven a formarse rápidamente: “Hoy es lunes y ya está todo... son los mismos vecinos que tiran, pero aparte viene gente de afuera. Es increíble, los vecinos no entienden. Estamos cansados de renegar con los que tiran mugre”.
Respecto a los terrenos donde se frenaron las obras, explicó que se transformaron en espacios utilizados para ocultarse y cometer delitos. “Se cumplió casi la primera etapa y después quedó todo abandonado. No llegaron más fondos de la Nación y esto quedó detenido. Acá se ocupa para cometer delitos porque se esconde la gente”, denunció.
Los reclamos también apuntan a la falta de baños portátiles durante el funcionamiento del trueque, lo que provoca que personas orinen en los terrenos: “La mayoría viene a orinar acá en los yuyos. Nosotros que vivimos al frente la pasamos bastante mal”.
La iluminación es otro punto crítico. “Azcuénaga no se iluminó; Mateo sí, pero Azcuénaga no. Los vecinos reclaman hace mucho que esta zona de noche es un bosque”, afirmó. Esa oscuridad, sumada a la falta de mantenimiento, genera condiciones ideales para que la inseguridad se multiplique. “Ha habido casos hasta de día. Han arrastrado a señoras de mi edad, 12 o 1 de la tarde. Después se meten en estos yuyales y es imposible saber a dónde van”.
La mujer también describió la presencia constante de consumo problemático y movimientos sospechosos: “Delincuencia, robo, la droga es día a día acá. Chicos que se drogan y después andan paseando por la zona a ver si vos salís o entrás”.
Otra vecina consultada por LT10 confirmó lo que definió como un “aguantadero” en el punto donde se realizaron los últimos operativos policiales. “Ahí hacen de todo, es un lugar donde roban y venden droga también, de ahí donde estuvo la policía”, afirmó. Según relató, se trata de un espacio utilizado por jóvenes, parejas y personas en situación de calle: “Los sábados está lleno de pibes, andan en motos, salen y vienen. Yo tengo miedo. Varias veces hubo tiroteos”.
La mujer cuestionó la escasa presencia policial: “Muy de vez en cuando pasa la policía. Para nada andan”. Y recordó que en otras épocas sí había patrullajes permanentes: “Cuando estaba ocupado, un patrullero se quedaba ahí en la esquina. Pero esto ahora está todo abandonado”.
También reclamó intervenciones básicas que podrían mejorar la seguridad: “¿Por qué no mandan a cortar los pastos? Porque es para que se escondan. Varias veces robaron, se escondieron ahí y la policía los buscaba con linterna”.
El deterioro, advirtió, fomenta múltiples situaciones de riesgo: “Es un lugar donde pasa cualquier cosa: peleas, heridos, robos. Hasta sacaron un televisor, una moto, cosas robadas de ahí”.