Ciencia - Debate

Miércoles 29 de Junio de 2016 - 16:29 hs

Usar una tableta: ¿afecta la inteligencia de tus hijos?

Un análisis de la discusión actual respecto de los posibles efectos que usar una tableta o un smartphone tiene en el desarrollo de los chicos

Los diminutos dedos de Jessica repiquetean en el iPad, pasando de foto en foto hasta llegar a un video particularmente entretenido: un clip de 12 segundos en el que ella misma baila torpemente al ritmo de Single Ladies, de Beyoncé. Al darle "play", la niña de 18 meses grita de alegría.

Después de mirar el video dos veces, vuelve a la pantalla de inicio y abre la aplicación de YouTube para ver un episodio de la colorida animación Billy Bam Bam. En la mitad del episodio, pasa a un juego de Yo Gabba Gabba! en el que frutos antropomórficos se abren camino hacia el vientre de un personaje.

Cuando Sandy, la madre de Jessica, intenta quitarle el iPad, se produce una rabieta que amenaza con alcanzar dimensiones nucleares: un mentón tembloroso, lágrimas, puños y un grito extremadamente agudo. "Ella lo hace muy a menudo", dice Sandy. "Parece que prefiere el iPad antes que cualquier otra cosa. Algunas veces, es lo único que la mantiene tranquila", agrega, mientras agita frenéticamente un unicornio de peluche rosa con el que intenta apaciguar a su hija.

Al igual que muchos padres, ella está preocupada por la obsesión de su hija con las pantallas. Y quiere saber qué actividades son mejores y cuánto tiempo frente a una pantalla es demasiado .

Han pasado seis años desde el lanzamiento del iPad y, con él, del posterior renacimiento de las computadoras en formato de tableta. Las investigaciones académicas no han podido "ponerse al día" con el tema, lo que significa que es difícil conocer el impacto a largo plazo que tiene sobre el cerebro la exposición a las tabletas y a los smartphones.

Algunos expertos creen que ciertos usos podrían estar alterando negativamente el cerebro de los niños, y les preocupa que se resienta su capacidad de atención, así como su motricidad, sus aptitudes lingüísticas y su visión, especialmente en los niños menores de 5 años, cuyos cerebros se encuentran en pleno desarrollo.

Las empresas de tecnología y los desarrolladores de aplicaciones están poniendo en práctica todas sus habilidades de marketing para abordar el problema, y colocan en sus productos palabras como "educativo" o "e-aprendizaje", a menudo sin ninguna base científica. Entonces, ¿qué pueden hacer los padres?

Las nuevas tecnologías siempre han sido recibidas con cierta aprensión. Hace casi 2500 años, Sócrates se mostró en contra de la difusión de la lengua escrita, argumentando que socavaría la memoria y la sabiduría. En el siglo XV, fue la imprenta la que disparó la alarma moral. Los monjes benedictinos, que obtenían ganancias por copiar a mano material de lectura, se opusieron a la mecanización de la imprenta diciendo: "Ellos imprimen sin ningún pudor, a costos mínimos, materiales que, ¡ay!, pueden exacerbar a los jóvenes más impresionables".

Cuando llegó la radio también fue recibida como una amenaza; se la acusaba de distraer a los niños de su tarea. Un artículo publicado en 1936 en la revistaGramophone informaba que la juventud había "desarrollado el hábito de dividir su atención entre la monótona preparación de sus tareas escolares y el cautivador estímulo del altavoz".

No obstante, pocas tecnologías han invadido nuestra vida y la de nuestros hijos tan sigilosamente como lo han hecho las computadoras portátiles, en especial las tabletas y los smartphones. El tamaño de estos dispositivos resulta ideal para las manos pequeñas y sus pantallas táctiles pueden ser manipuladas fácilmente con dedos diminutos. Además, hay tanto para hacer con estos dispositivos: ver videos, jugar, dibujar o charlar con familiares que viven lejos.

En 2011, un año después del lanzamiento del iPad, apenas un 10% de los niños estadounidenses menores de dos años había empezado a utilizar tabletas o smartphones. Para el año 2013, esa cifra casi se había cuatriplicado. En 2015, un estudio francés reveló que el 58% de los menores de dos años ya había utilizado tabletas o teléfonos móviles.

Las consecuencias del uso prolongado de estos dispositivos no están demasiado claras. La Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP, por su sigla en idioma inglés) peca de prudente porque recomienda que los menores de dos años no usen dispositivos con pantalla y que los niños por encima de esa edad pueden hacerlo apenas dos horas por día. Este tipo de restricciones no tienen en cuenta la cantidad de personas que ya ha integrado estos dispositivos a la vida de sus hijos, ni refleja la posibilidad de que ciertas interacciones sí podrían resultar beneficiosas.

"Si su hijo menor de dos años utiliza una pantalla, eso no tiene por qué ser necesariamente tóxico para su cerebro: no se va a volver tonto por eso", señala Michael Rich, quien es profesor adjunto de pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard y también es miembro de la AAP. "Pero hay potenciales desventajas y los padres deben hacer su análisis de los riesgos y beneficios". Ahora, la AAP se encuentra en proceso de revisión de sus pautas, las que se publicarán a finales del año 2016.

Cuánto tiempo es mucho tiempo

Entonces, ¿por qué no sabemos más sobre los riesgos que corren los niños al pasar tiempo frente a la pantalla? Existe un problema fundamental en la base de todas las investigaciones que se llevan a cabo en esta área: ¿A qué nos referimos exactamente con "tiempo frente a la pantalla"?

Primeramente, es importante diferenciar entre los tipos de pantalla: ¿nos referimos a la pantalla del televisor, a la de la tableta, a la del smartphone o a la de un lector de libros electrónicos? Después, se debe considerar la naturaleza del contenido: ¿se trata de un juego de dibujo interactivo, de un libro electrónico, de una llamada a la abuela vía Skype, o de videos infantiles en Netflix? Y por último, también está el contexto: ¿hay alguien en esa habitación acompañando al niño y hablándole mientras interactúa con la pantalla, o está solo?

En la actualidad, existen muchas investigaciones sobre la exposición de los niños a la televisión, pero desconocemos todavía cuáles se aplican a las pantallas interactivas, como las tablet y los smartphone.

Pero hay algunas cosas que sí sabemos: la mayoría de los expertos en el desarrollo de los niños coincide en que mientras que la exposición pasiva a una pantalla (como colocar al niño frente a un dispositivo para que vea una maratón de Peppa Pig) podría resultar entretenida, no será una experiencia rica desde el punto de vista del aprendizaje. En este caso, da igual que el niño esté frente al televisor o con una tableta: la experiencia es prácticamente la misma.

Poner un video o dejar el televisor encendido mientras el niño hace cualquier otra cosa puede distraerlo del juego y del aprendizaje, lo cual afectaría negativamente su desarrollo. Asimismo, se ha demostrado que pasar mucho tiempo con la televisión de fondo reduce la interacción entre padres e hijos, lo que tiene un efecto adverso sobre el desarrollo del lenguaje. Esta actividad resulta particularmente preocupante si se deja a los niños en manos de niñeras adeptas a las pantallas, porque entonces no interactúan con quien los cuida ni con el mundo físico que los rodea. El día tiene un número limitado de horas, y "el tiempo que se pasa frente a una pantalla es a costa de dejar de hacer otras actividades que posiblemente sean más beneficiosas".

Fuente: La Nación