La autoexigencia, la sobrepreparación que requieren muchos de los trabajos de estos tiempos y las frustraciones de las tareas inconclusas del pasado pueden provocar falta de autoestima en muchas personas, que sienten que no se encuentran a la altura de determinados desafíos, pero, ¿cómo diferenciar las limitaciones propias del ser humano de la baja estima personal? Aquí, seis claves que pueden ayudarte:
1) Pesimismo y negatividad: la vida está llena de injusticias y de realidades que no pueden ser modificadas, pero eso no es una excusa para dejar de proponerse objetivos: “Si tenemos una buena autoestima podremos reaccionar de una manera más positiva y constructiva ante las dificultades. Con más confianza, tendremos mayores posibilidades de autorrealización y podremos ser felices en la medida de nuestras posibilidades”, señala la psicóloga clínica Carmen Ferrer Román, consultada por el diario La Vanguardia.
2) Autofustigación: el exceso de autoexigencia puede convertirte en tu propia víctima. Los deseos de superación tienen que venir acompañados por el reconocimiento de las propias limitaciones.
3) Exceso de modestia, falta de seguridad y de confianza: si los halagos te incomodan es porque dudas de tus capacidades. Los piropos deben ser aceptados con naturalidad como un gesto afectivo de alguien que valora lo que hacemos.
4) Darle excesiva importancia a la opinión de los demás: “Es cierto que no existe una buena autoestima sin los otros, pero tampoco contra los otros o a costa de los demás. No hay autoestima pensable por fuera de la intersubjetividad, o sea, de la relación y el respeto”, señala la psicóloga.
5) Anteponer la felicidad de los demás por encima de la propia: el altruismo es un rasgo positivo en el ser humano, pero debe partir de acciones que nos hacen felices.
6) Celos y envidia: "¿Cómo llegó esa persona a ese puesto? ¿Por qué le va tan bien si es un inútil?". Deberías preguntarte qué hacés para cumplir tus propios objetivos.
¿Cómo podrían solucionarse estos problemas, según la especialista?
1) Reconocer tus propias virtudes y limitaciones.
2) Aceptar lo que se perdió y no volverá.