La recesión mundial de 2008 provocó enormes daños a la economía global. Y como en todo tiemo de crisis, generó nuevas ideas. El exceso de inyección de liquidez por parte de los bancos centrales y la crisis de deuda en Europa crearon el contexto ideal para el surgimiento de una moneda digital, lo que sucedió aquel año a partir de la creación del sitio bitcoin.org.
En ese entonces, la cotización era: 1 dólar- 1.309,03 bitcoins. Actualmente, esa relación se invirtió, y vaya si lo hizo: para comprar un solo bitcoin se necesitan 4.700 dólares. Ees más: en los últimos meses el ascenso de la “criptomoneda” fue meteórico, ya que arrancó 2017 con un valor de 1.000 dólares por unidad y se multiplicó casi por 5.
Pero, ¿qué son los bitcoins? ¿Quién los creó? ¿Están regulados por alguna entidad financiera? ¿Quién los emite? ¿Cómo funcionan? ¿Dónde quedan registradas las operaciones que se hacen con ellos? ¿Son seguros?
Origen y evolución
Se desconoce la verdadera identidad de quien creó esta divisa. Incluso algunos aseveran que se trata de un grupo de personas. Para otros, el iluminado es Satoshi Nakamoto, un hombre de 37 años residente en Japón. Pero hasta sobre esos datos hay más dudas que certezas.
“Si Internet fuera un país, el bitcoin sería su dinero: es el dinero de Internet”, explicó en Todo Pasa el director de la ONG Bitcoin Argentina, Rodolfo Andragnes, y agregó: “Permite que una persona con acceso a la web pueda estar recibiendo y enviando pagos a cualquier parte del mundo al instante y sin intermediarios”.
Es fundamental comprender que el bitcoin es completamente digital. Esto implica que no se imprime en billetes ni se intercambia a través de metal alguno. Son cifras en una base de datos. Transacciones. Sin embargo, a lo largo y ancho del mundo (fundamentalmente en los países escandinavos y europeos en general) cada vez son más las empresas y servicios que admiten el pago con esta divisa.
A su vez, las operaciones con bitcoins se desarrollan a través de una base de datos denominada “Blockchain”. Andragnes aclara: “No es una empresa. Es una tecnología democrática, disponible para todos”.
Según consigna La Nación, la plataforma Blockchain “funciona de manera descentralizada: forma una red de computadoras alrededor del mundo, similar a los servidores distribuidos en distintos lugares que alojan la red de Internet. El bitcoin es sólo uno de los usos posibles de ese software, y ya hay varios ejemplos de otras aplicaciones”.
En 2009 la moneda virtual comenzaba a circular en el ciberespacio y su evolución desde la primera transacción fue ascendente y sostenida:
• Mayo de 2010: Laszlo Hanyecz, un programador de California publicó en un foro que enviaría 10.000 bitcoins si alguien le mandaba dos pizzas a su casa. Un londinense se las envió a través de la cadena norteamericana Papa John's. Hoy, el pago que recibió el británico equivale a más de US$ 40 millones.
• Julio 2010: se lanza la primera billetera para comprar bitcoins, MT Gox.
• Febrero 2011: el bitcoin consigue la paridad con el dólar.
• Junio 2011: Wikileaks acepta los donativos realizados con Bitcoins y el valor total de los bitcoins tiene una capitalización de 206 millones de dólares.
• Febrero 2013: el bitcoin alcanza un precio superior a una onza de plata.
• Marzo 2013: el valor total del mercado de bitcoins asciende a 1 billon de dólares.
• Abril 2013: en una semana, el bitcoin duplicó su valor: de 100 a 200 dólares.
• Octubre 2013: se crea el primer cajero de bitcoins en Vancouver (Canadá).
• Noviembre 2013: el precio del bitcoin supera los 1.000 dólares y se hace equivalente al precio de la onza de oro. Además, la empresa Virgin anuncia que se aceptarán los pagos con bitcoins para viajar al espacio.
¿Cómo y para qué se usan?
Existen dos formas posibles de adquirir bitcoins: la tradicional, a través de una casa de cambio que convierte pesos o dólares a la divisa digital; y la virtual. En este último caso, se puede hacer con un “order book donde distintos actores definen órdenes de compra y de venta y una empresa las realiza a cambio de una comisión”, indica La Nación. También hay portales disponibles para comparar precios y comprar o vender bitcoins vía trasferencias bancarias, efectivo, Pago Fácil o Rapipago. Cualquiera sea la manera elegida, no diferirá de una operación bancaria común, en el sentido de que “en algún momento hay una conversión del peso a lo virtual”, recuerda el directivo de Bitcoin Argentina.
Los bitcoins quedan “guardados” en billeteras digitales: aplicaciones que permiten recibirlos, enviarlos y almacenarlos.
Las transacciones más usuales con bitcoins son las transferencias internacionales. “Si tuvieras mil dólares y querés mandárselo a alguien en Japón, hacer eso es más ineficiente a través del sistema bancario tradicional: tenés que ir a tal hora, pagar el costo...” Esto es así porque entre principales características de las operaciones con bitcoins están su practicidad y su inmediatez.
¿Son confiables los bitcoins?
¿Quién “escribe” y graba los datos en esa base de datos? ¿Hay alguien que “emite” los bitcoins? Andragnes comenzó a explicarlo en el programa Todo Pasa: “Hay unos jugadores en este ecosistema, llamados ‘mineros’, los cuales aleatoriamente escriben el bloque de transacciones. No hay un administrador que siempre tenga el derecho a escribir un dato o a modificarlo. (Esa tarea) está distribuida en miles y miles de máquinas en todo el mundo”.
De esta forma, ningún Estado, banco o entidad financiera decide sobre la emisión de bitcoins. Los que se van agregando van destinados a computadoras que compiten resolviendo ecuaciones y registran las transacciones de los usuarios en la blockchain. Los mineros descargan voluntaria y gratuitamente un programa que corre automáticamente (no hay humanos haciendo cuentas).
Según los especialistas, la red de bitcoins es muy segura ya que está diseñada de manera tal que todos los movimientos están registrados de manera inalterable. Las claves privadas utilizan criptografía, una técnica de protección de documentos y datos que funciona mediante la utilización de cifras o códigos para escribir algo secreto. En el caso de los bitcoins, esos códigos constan de 52 letras y números abiertos.
“El tiempo que le llevaría a una computadora hackear una clave privada de criptografía sería superior al tiempo de existencia del Universo. Es lo que resguarda a las ojivas nucleares de despegar”, refuerza Andragnes.
Esto hace a la Blockchain inmensamente más confiable que las bases de datos de cualquier entidad financiera o bancaria. Porque además, nuevamente: aquí “no hay una base de datos central. Se debería intervenir el software de cientos de miles computadoras de todo el mundo.