En un trabajo de recopilación sin precedentes, investigadores de la Universidad de Keele, Inglaterra, estudiaron la influencia del matrimonio en las enfermedades cardiovasculares y en los accidentes cerebrovasculares. De sus conclusiones se desprende que existe una correlación entre ambos: las personas solteras, viudas o divorciadas tienen un mayor riesgo de padecer los inconvenientes mencionados.
La investigación, publicada en la revista especializada Heart, recopiló más de 30 investigaciones sobre el tema, de países diversos como Estados Unidos, Japón, Finlandia y Reino Unido, que abarcan más de dos millones de participantes. Del trabajo se desprende que en las personas casadas disminuye un 55% el riesgo de sufrir un ACV y un 43% el peligro de fallecimiento por enfermedades coronarias.
Así, se vería un impacto saludable del matrimonio en las personas. Los autores de la publicación señalaron a medios europeos que "los beneficios del matrimonio en la salud y en la mortalidad se han demostrado en ambos sexos, en diferentes grupos étnicos". "Mientras que el 80% del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en el futuro se puede predecir a partir de factores de riesgo conocidos, como la vejez, el sexo masculino, la hipertensión, el colesterol alto, el tabaquismo y la diabetes, los factores determinantes del 20% restante siguen sin estar claros", completan.
De esta manera, los investigadores consideran que quizás debería considerarse el estado civil como "un factor de riesgo en sí mismo". Sin embargo, es importante aclarar que la investigación reconoce sus limitaciones. Por ejemplo, los estudios analizados utilizaron diferentes metodologías e incluso definieron una "enfermedad cardiovascular" de formas diversas.
Por otra parte, los científicos señalan que "una de las principales limitaciones de nuestra investigación es que no compara los resultados de pacientes casados con los de aquellos que viven juntos en relaciones estables". El autor principal considera que "los beneficios del matrimonio probablemente están relacionados con interacciones sociales más cercanas. Las parejas incitan a acudir al médico antes, cuando aparecen los primeros síntomas, y ofrecen apoyo. Este beneficio ocurriría también en personas que viven juntas sin estar casadas".
Entre las hipótesis que manejan los investigadores acerca del impacto del matrimonio en este tipo de enfermedades se encuentran que los pacientes están más dispuestos a tomar medicamentos tras un ataque al corazón si están casados, quizá por la presión del cónyuge. También tienen una mayor predisposición a acudir a rehabilitación (que mejora las secuelas de una enfermedad cardíaca) por la misma razón.
"Hasta ahora, los especialistas sanitarios solo recogían información sobre el estado civil como parte del contexto social del paciente, sin tener en cuenta las implicaciones que este puede tener en la salud cardíaca y sin considerarlo un factor de riesgo", comenta el líder del grupo. "Esperamos que esto cambie con nuestro estudio y que el dato se utilice junto con el resto de factores de riesgo que ya conocemos", concluye.