El actor Daniel Valenzuela interpreta a un policía corrupto en "Aguas dos porcos", que se estrena este jueves en Cine.ar y el viernes en Cine.ar Play, y, en medio de la pandemia, aclaró que si bien de esta situación "se sale todos juntos", afirmó que consideraba que "la mayoría de los argentinos" no puede "aguantar sin trabajar".
"En el lugar donde nos encontramos, la mayoría de los argentinos sabemos que no podemos aguantar sin trabajar. También quisiera dejar en claro que el momento es de una situación extrema y que sin la colaboración de todos es imposible transitar esta pandemia y mucho más difícil poder salir adelante", sostuvo el experimentado actor en una entrevista con Télam.
En el filme de Roly Santos, Valenzuela es el subcomisario de un pueblo misionero en la frontera con Paraguay y Brasil. Lejos de abogar por la justicia, el personaje es un peón más del poder que maneja, de forma subrepticia, las relaciones espurias de la localidad.
"Lo que siempre tienta es el poder y detrás del poder vienen otros privilegios y se acrecienta un poco más siendo la autoridad del lugar. No creo que fuera su única salida; del punto de vista de su ambición, para él era lo mejor que le podía pasar", comentó el intérprete en referencia a las motivaciones que su personaje pudo haber tenido en ese paraje.
Detrás de las redes de poder que manejan al pueblo también se encuentra el motor económico ilegal del lugar: la compra-venta de bebés a familias humildes por quienes quieren adoptarlos, como también la trata de personas y la explotación sexual de menores.
"Se confirma un poco el refrán 'pueblo chico infierno grande' en este lugar. Yo creo que todos saben muy bien lo que pasa. Algunos por miedo mantienen silencio, otros porque saben que por más que quieran modificar la situación, el mecanismo funciona a la perfección y en caso de querer actuar saben muy bien cuáles son las consecuencias", opinó Valenzuela.
En medio de las tropelías de los señores feudales locales, arriba al lugar el detectiveGualtieri (Roberto Birindelli) para dilucidar el asesinato del hermano de uno de los hombres de mayor riqueza y poder del pueblo.
Lo que al comienzo parecía una muerte extraña y fuera de lo esperado, se convierte en el punto de partida para descubrir todo el entramado delincuencial que subyace y que mantiene encerrada a una población humilde, cuya máxima aspiración es irse a Buenos Aires o trabajar en el cabaret.
Télam: El rodaje fue en el interior, en una situación que hoy, por la pandemia, parece de otro mundo. ¿Creés que se podrá volver a filmar así en el corto plazo? ¿Qué expectativas tenés?
Daniel Valenzuela: Hoy sería imposible filmar de esa manera. Actrices, actores, todos estamos esperando que esta situación de pandemia llegue a su fin o de lo contrario se pueda controlar para volver al trabajo. Nuestro sector, aun en tiempos normales del país, sufre la falta de trabajo. Hoy la situación de todo nuestro colectivo es dramática. Sabemos también que la vuelta no será fácil, ni rápida. En definitiva, somos un eslabón más de esta larga cadena que hoy sufre el virus. En cuanto a expectativas, las mías son como ciudadano: ojalá que aprendamos de esta experiencia y también entendamos que la única manera para salir es con todos.
T: ¿Cuál es tu situación y la de tus colegas?
DV: La situación de todo nuestro colectivo es límite. Nuestro oficio está lleno de particularidades y la gran mayoría de los actores y actrices vive al día y no tanto.
T: ¿Se puede vivir del streaming en estos momentos, ya sea con obras de teatro o dando clases?
DV: Tengo entendido que hay compañeros que lo están haciendo con suerte diversa. De acuerdo a algunos comentarios que me llegan, se hace muy difícil mantenerse a flote.
T: En cuanto a "Agua dos porcos", ¿que impresión te causó la propuesta?
DV: La sensación, en principio, fue la de poder trabajar, poder hacer cine que es lo que realmente me gusta, contar historias. Y también me provocaba cierta curiosidad filmar en Brasil (Curitiba). Fue muy grata la impresión y que hayan pensado en mí para el personaje.