Según las últimas cifras difundidas por el INDEC, la canasta básica familiar de pobreza en octubre fue de $49.911,60.
En tanto, el mínimo no imponible en el Impuesto a las Ganancias para una persona casada, cónyuge y 2 hijos es de 73.102 pesos.
El mínimo no imponible se ajustó en enero un 44,27%, por debajo del 53,8% de inflación de 2019. Asimismo, el peso de Ganancias en los sueldos de los trabajadores es mayor.
Por ejemplo, el mínimo no imponible para una persona casada, cónyuge y 2 hijos es de $ 73.102 y la canasta básica familiar de $ 49.911,60. O sea, la canasta familiar de pobreza representaba el mes pasado el 68,3% del minino no imponible.
Tan solo unos años atrás, esa relación era del 40%. Esto significa que, en lugar de $ 73.102, el mínimo no imponible debería ser de $124.779.
Como sucede con todas las variables que se ajustan una vez por año con una inflación del 30, 40 y hasta más del 50% anual que golpea todos los días y con salarios que se ajustan por debajo de la suba de los precios, todas las semanas y todos los meses, el mínimo no imponible queda desfasado. Una solución es actualizar el mínimo no imponible por la inflación cada 6 o hasta cada 3 meses.
El tributarista César Litvin dice que “la solución a esta problemática es cambiar de índice de actualización por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y ajustar las deducciones en forma semestral, explica diario Clarín.
De seguir con los criterios actuales, el Estado está cobrando el impuesto a las Ganancias sin medir adecuadamente la capacidad económica de los contribuyentes. Conceptualmente el minino no imponible debe considerar los gastos de subsistencia de los trabajadores. Si esos gastos aumentan y el mínimo se mantiene inalterable, el impuesto a las Ganancias se lleva parte de lo necesario para el sustento de las personas y familias”.