Pese a haber perdido la batalla interna, el ministro de Economía Martín Guzmán sigue peleando dentro de su espacio para que gane consenso la idea de que las tarifas de electricidad y gas necesitan un aumento mayor al que promueven desde el kirchnerismo.
En un primer momento, cuando diseñó el Presupuesto para este año, Guzmán consideraba que las tarifas debían ir por debajo de la inflación, pero acompañándola: es decir, que su aumento sea apenas unos puntos porcentuales inferiores al del aumento de los precios de los bienes y servicios.
Según pudo saber NA, el ministro encontró resistencia rápidamente, principalmente en La Cámpora, agrupación que cuenta con economistas propios y que tiene un ideario económico definido.
Fieles a las palabras de la vicepresidenta Cristina Kirchner, desde la Cámpora argumentan que el principal motivo por el cual el expresidente Mauricio Macri perdió las elecciones, más allá del programa con el Fondo Monetario Internacional y la inestabilidad económica, fueron los cuantiosos aumentos de tarifas, que pegan de lleno entre las capas medias y medias bajas del Conurbano bonaerense, donde el Frente de Todos se impuso notablemente en los últimos comicios.
Para Guzmán, la cuenta es otra: cada peso que las tarifas se atrasan es un peso que el Estado Nacional debe poner para subsidiar a la semi estatal Cammesa, el proveedor mayorista de electricidad, lo que, en palabras del propio ministro, se traduce en "emisión pura".
El núcleo del problema detrás de las tarifas parte de un debate académico que Guzmán tiene hace varios años con Axel Kicillof, el economista favorito de Cristina Kirchner y la principal voz que aconseja a la vicepresidenta en estas cuestiones.
Mientras que Guzmán argumenta que la emisión monetaria que generan los subsidios se traduce directamente en inflación y, por lo tanto, en inestabilidad cambiaria, que en este contexto de fragilidad puede producir un gran desequilibrio macroeconómico, para Kicillof la "multicausalidad" de la inflación no permite llegar a estas conclusiones.
Estas diferencias se pueden avizorar claramente si se observa qué sucedió con las tarifas del Conurbano durante los últimos años de gobierno de Cristina Kirchner, cuando toda la política económica quedó en manos de Axel Kicillof y donde economistas que hasta ese entonces habían jugado un rol protagónico, como Guillermo Moreno, fueron apartados de la toma de decisiones para empoderar al entonces ministro.
En ese sentido, desde La Cámpora consideran que el aumento de las tarifas debe tener un techo del 9%, cifra que está muy por debajo de la inflación y también de las cuentas que Guzmán volcó en el Presupuesto.
"Nadie sabe de dónde sale ese 9%. Guzmán es claro en que atrasar las tarifas puede terminar en un gran problema, pero desde La Cámpora nadie explica qué va a pasar si las tarifas se aumentan sólo lo que ellos pretenden", explicaron a NA allegados al Ministro de Economía.
Aunque por ahora no tiene los consensos internos, uno de los puntos principales que delineó Guzmán para diagramar una correcta política económica, el ministro planea seguir dando la batalla interna para lograr un mayor aumento de tarifas, pero en el año electoral, con una recesión que no termina y con salarios golpeados por el combo de inflación y pandemia, por ahora no consigue suficientes adeptos para un nuevo ajuste.