El exgobernador santafesino Miguel Lifschitz falleció este domingo, a los 65 años. El 11 de abril comunicó que había dado positivo en coronavirus. Una semana después fue internado en el sanatorio Parque de la ciudad de Rosario. En principio, recibió atención en sala común pero luego fue trasladado a terapia intensiva porque su cuadro se había complicado.
Allí permaneció hasta hoy, atravesando momentos de mejoría y otros más complicados. Los primeros días de la semana que pasó sufrió varias descompensaciones aunque los médicos lograron estabilizarlo. Finalmente, el diputado provincial, que actualmente era presidente de la Cámara baja, murió víctima del covid-19.
Su llegada a la Casa Gris
Por tercera vez consecutiva el socialismo ostentó en diciembre de 2015 la gobernación de Santa Fe, esta vez con la asunción de Miguel Lifschitz como mandatario de la provincia. En un ambiente sin demasiado jolgorio, y enraizado en lo protocolar, quien hasta ese momento había sido intendente rosarino inició su mandato primero con un discurso en la Legislatura, y luego recibió los atributos de mando en la Casa Gris de la mano de Antonio Bonfatti. El acto finalizó en el Teatro Municipal donde tomó juramento a los ministros de su gabinete.
A lo largo de una jornada con mucho calor, el socialista remarcó que no se trataba de un mero cambio de gobierno, sino de una prolongación del proceso iniciado por Hermes Binner. Justamente fue él quien dejó en claro este concepto en los pasillos de la Legislatura, al augurar que “no serán sólo cuatro años, sino una continuidad de las gobernaciones anteriores”.
Ese día entre bambalinas antes de la jura diferentes funcionarios y dirigentes socialistas se mostraban felices por acceder nuevamente a la gobernación. Ya era pasado el momento álgido que se vivió en la lucha voto a voto por el poder donde 1.240 los separaron del Pro en las elecciones.
En esas elecciones Miguel Del Sel quiso pintar de amarillo un ambiente que se cubrió de rojo.
En su discurso de asunción, Miguel Lifschitz recordó emocionado hasta las lágrimas a su padre y a Enrique Estévez Boero. En ese momento las cámaras tomaron a la primera fila donde seguían atentos sus palabras sus hijos y su madre de 92 años por ese entonces.
“Tengo las banderas viejas del socialismo pero una renovada visión de la democracia republicana”, afirmó.