La extensión de la profundidad de la plantilla no brota siempre, claro que todo entrenador la desea, la busca y la anhela. En los casos que se produce esa rotación extensa, con la entrega de los egos en pos de una idea colectiva se suele estar presentes ante equipos que dejan una huella.
Unión de Santa Fe dispone con una multiplicidad de fortalezas, que argumentaron su imposición en la Conferencia Norte, así como empujaron a tomar el control de la serie final por el ascenso, con el sólido triunfo 86-73 ante Villa Mitre. Pero uno de sus rasgos principales se halla en la aportación de la banca, al punto que se erige en el elenco con mejor media de toda la competencia 37.0 unidades.
En el segundo round de las Finales, el Tatengue volvió a edificar su imposición con una enorme cantidad de soluciones que saltaron desde el banco, con 41 puntos, una cifra espectacular, que también grafica la idiosincracia de este elenco, esa que lo distingue como un entramado intenso, dinámico, con mucha apuesta a un ritmo alto y rotación constante de elementos.
En contraposición, Villa Mitre apenas acumuló 18 tantos del banquillo, con la concentración en Leandro Cecchi y sus 16 unidades. Claro que esta virtud de Unión es fruto de un modelo, de una identidad, por eso también se percibe en la dosificación de minutos, por eso hubo diez players arriba de 10 minutos y con un límite de 26.
De las 41 unidades que generaron los suplentes, 14 estuvieron en las manos de Gastón Bertona (4/8 en triples), 12 aportados por Erbel De Pietro (3/7 de campo), 9 anotados por Matías Borsatti (4/6 de cancha) y 6 de la muñeca de Cristian Scaramuzzino (3/4 de dobles). En un análisis global, Unión se alimentó con un 47.6% de sus puntos concretados por la segunda unidad en este triunfo ante el Tricolor.
A la hora de diseminar los momentos del duelo en que influyeron los puntos del banco en el Tatengue, 9 llegaron en el primer cuarto, mientras que en el segundo capítulo aparecieron 17, en tanto que en la tercera manga fueron 10 y en el último episodio apenas 5.
Uno de los grandes sustentos de este aspecto distintivo, y súper productivo, del conjunto de Juanfra Ponce se halla en la formación de sus jóvenes, porque se enrola en un programa de trabajo, que se macera hace años. Entonces, los menores de 23 de este plantel ya adquirieron sustento, y fatto in casa, como los casos de Borsatti y Bandeo desde el banco, y los consolidados Jaime y Godoy en el quinteto inicial. Ni hablar de los consabidos niveles óptimos de De Pietro e Ísola.
En resumen, el Tatengue posee en su estructura de una enorme y prolifera cantidad de jugadores, que se reparten los momentos de protagonismo, que entran y se arremangan a lo que necesite el equipo en los diferentes tramos del juego y en la noche del lunes esa rotación se transformó en un factor clave para poner la serie match point y posicionarse muy cerca del sueño del ascenso.