El tabaquismo es perjudicial para el fumador, pero también implica un riesgo el humo ambiental del cigarrillo para los no fumadores. En el humo hay más de 4000 productos químicos conocidos (cadmio, plutonio, DDT, arsénico y muchos más), de los cuales por lo menos 250 son nocivos y unos 50 son cancerígenos.
En un espacio cerrado todos quedamos expuestos y sus efectos perjudiciales para la salud, especialmente los niños. Las sustancias quedan en suspensión y permanecen por muchas horas e incluso días o semanas. Ventilar abriendo puertas y ventanas no es suficiente. Se necesitaría la potencia de un huracán para removerlas, por lo que tampoco sirven los extractores de aire. Al ventilar, el humo y el olor se van pero las sustancias quedan en suspensión, pegadas a mueble, ropa y cabello.
Muchos aprovechan a fumar cuando los niños no están en casa pensando que de esa manera los protegen, pero es importante que sepan que el riesgo está presente. La única alternativa es hacerlo fuera de los ambientes cerrados (patio, terraza o balcón), ya que la cocina o el lavadero no los protege del daño.
El tabaquismo pasivo es causa de graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias, entre ellas la cardiopatía coronaria, el cáncer de pulmón y el síndrome de muerte súbita en el lactante. Los efectos inmediatos incluyen irritación de los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones, dolor de cabeza, náuseas y mareos.