En 1978, la Selección Argentina consiguió el primer Mundial de su historia y, un año después, llegó la primera conquista a nivel juvenil. Ocurrió hace 43 años, el 7 de septiembre de 1979, derrotando en Tokio a la Unión Soviética por 3-1, con goles de Hugo Álves, Ramón Díaz y Diego Maradona.
Maradona, que un año antes se había quedado afuera del Mundial de la Argentina de manera sorpresiva, fue la principal figura del equipo juvenil junto al Pelado Díaz. Metido en ese grupo estuvo un santafesino, Rubén Rossi, que por aquel entonces jugaba en Colón, que recordó el aconticimiento fiel a su estilo en charla con Diez en Deportes: "El fútbol es como el vino, cuanto más pasa el tiempo hasta yo creo que jugaba bien (risas)".
"Siempre digo que nunca me fui de Barranquita. Siempre estoy volviendo. Ahí fue donde me formé como persona y jugador. Me terminé de pulir en Colón. El Mundial del 79 fue el hito más importante de mi carrera. Siempre digo que ganamos como quisimos y no como pudimos. Remarco en eso, porque hoy pareciera que lo único que importa es ganar, como que en la vida solo sirve respirar. Para nosotros, lo primero fue la idea y después el triunfo", apuntó el formador de jugadores.
Respecto a esas épocas, contó: "Se me encuentran muchos recuerdos. Me había querido llevar Jorge Griffa a Newell's. Incluso llamó a mi papá muchas veces, pero yo no quise ir, porque mi felicidad era la canchita del puente que estaba cerca del puente. Cuando Argentina gana el Mundial 78, mi abuelo me dijo «mira ese chico, tiene 17 años (por Diego Maradona) y lo dejaron a fuera y vos no jugás en ningún lado». Mi respuesta fue «voy a ser campeón del mundo en algún momento». Ni en Colón jugaba aún. Cuando debuto contra Cosmos en Tucumán, veníamos de perder contra Central Alto Verde de local, entonces imaginase en la fila cuando están izando la bandera, yo junto a esos nenes, preguntándome ¿qué hago yo acá? Estaba desde el lugar que merecía. Era el morocho que representaba a Barranquitas".
"Muchas veces la suerte cumple un factor muy importante, al igual que la capacidad y después que los planetas se aliñen", resaltó también.
Pero su relató no quedó ahí con LT10: "Nosotros fuimos a jugar ese Mundial sin preparador físico, porque (Ricardo) Pizzarotti no fue. Era otro mundo y realidad. Como escribí en las redes sociales, lo que nunca negociamos fue el juego. Es mentira que no se negocia el esfuerzo. Cuando jugás y sos feliz, el esfuerzo como tal y el sacrifico, parecen cualidades alternativas. Había grandes jugadores que no necesitaban tanto para jugar. Con el talento les sobraba".
Luego, describió a Maradona: "Diego era un genio. Como ser humano lo digo. Me acuerdo el primer día que lo conocí en cancha de Defensores de Belgrano. Me vino a buscar preguntándome de dónde era. Tanto es así que en un 125 me llevó al aeropuerto. Ya hacía años que estaba en Primera. Fue un líder por talento. Jamás me gritó e insultó, ni se tomó atribuciones más allá de lo que le tocaba. En eso tuvo mucho que ver también el Flaco Menotti. Diego tenía afecto para sus compañeros y sabiduría para jugar al fútbol. Un compañero maravilloso, siempre para ayudar. Eso me pareció un valor que no tiene precio".
En el final, dejó una reflexión: "Argentina no supo desarrollar una academia de acuerdo a su idea de potrero y gambeta. Lo fuimos perdiendo. Nos quisimos convertir en europeos. Siempre venían de afuera y nos trasladaban conceptos y demás, pero se llevaban los jugadores de acá".