Desde hace días la ciudad de Santa Fe, como buena parte del país, es azotada por una ola de calor. Las temperaturas máximas rondan (y a veces sobrepasan) los 40°C. ¿Y la sensación térmica? La pregunta es recurrente, pero no siempre obtiene respuesta, ya que últimamente es muy común que los meteorólogos no den ese dato. ¿Por qué?
La sensación térmica o temperatura percibida es el grado de frío o de calor que el cuerpo humano percibe en su entorno, dependiendo ya no exclusivamente de la temperatura que registra el termómetro, sino también de factores ambientales como la velocidad del viento o el grado de humedad ambiental.
Diferencia entre temperatura y sensación térmica
En general, la temperatura es el grado de calor que hay en la atmósfera en un lugar, la cual se mide de manera objetiva y general, a través del uso de termómetros. La temperatura depende de factores como la radiación solar y la conservación del calor atmosférico.
Sin embargo, la temperatura de una región puede percibirse de maneras subjetivas dependiendo de las condiciones meteorológicas concretas de cada localidad. Así, cuando el viento sopla o la atmósfera está húmeda, los valores oficiales de temperatura pueden ser muy distintos del grado de frío o calor percibido por las personas. Este segundo indicador ambiental es la sensación térmica o la temperatura percibida, y no tiene tanto que ver con el estado de la atmósfera, sino con el efecto distorsionador que tienen determinados fenómenos meteorológicos en el ambiente, haciendo que lo sintamos más frío o más caliente de lo que realmente es.
Dicho de un modo muy simple, la temperatura es el grado de calor o de frío oficial en la atmósfera; mientras que la sensación térmica es el grado de calor o de frío que los cuerpos experimentarán en dicha atmósfera debido a factores meteorológicos determinados.
Factores que influyen en la sensación térmica
Por otro lado, la temperatura percibida depende de factores diversos en invierno y en verano. Durante los meses fríos es más relevante el grado de intensidad del viento, que contribuye con el descenso de la temperatura percibida; mientras que en verano resulta más relevante el grado de humedad atmosférica, ya que los altos niveles de energía en la atmósfera contribuyen a crear una sensación sofocante.
Ahora bien, cuando la humedad es menor al 40 por ciento, ciertos sistemas meteorológicos no pueden efectuar el cálculo matemático correspondiente, y así dar la información sobre la sensación térmica. Entonces, la respuesta a nuestra pregunta inicial es: puede que el ambiente nos resulte sofocante, pero no podremos saber cuán sofocante es si —como pasó en la jornada de hoy, que no superó el 37%— la humedad es relativamente baja.