Las experiencias cercanas a la muerte que fueron descritas como ver una luz brillante al final del túnel, flotar fuera del cuerpo, ver la vida pasar, comunicarse con los seres queridos fallecidos, podrían formar parte de la respuesta final de lucha o huida del cerebro mientras muere, sugiere un informe reciente.
Electroencefalogramas (EEG) de pacientes de la unidad de cuidados intensivos, realizados mientras morían, encontraron que algunos experimentaron un aumento en la actividad cerebral en áreas conectadas con la conciencia y la percepción de la visión y el sonido.
Los pacientes en los que se registró este aumento cerebral también mostraron señales de una respuesta de lucha o huida mientras morían: el corazón se aceleraba y los pulmones respiraban agitadamente, comentó la investigadora senior, Jimo Borjigin, profesora asociada de neurología y fisiología molecular e integrativa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan.
Esta lucha “podría activar al sistema de alerta del cerebro, que entonces de alguna forma conduce a un procesamiento hiperreal de la conciencia”, apuntó Borjigin. “No respiran. No se mueven. Pero, internamente, el cerebro está encendido”.
Estos estudios humanos siguen a años de investigaciones con animales, en que los científicos monitorearon los cerebros de ratas de laboratorio mientras morían de un paro cardíaco, anotó Borjigin.
“El cerebro de un humano es mucho más complejo que el de un animal”, aclaró Borjigin. “Deseábamos ver si hay alguna posibilidad de que pudiera haber una actividad cerebral que de alguna forma se correlacione con las señales neuronales de la consciencia”.
Los investigadores realizaron EEG de cuatro pacientes que murieron de paro cardíaco. Los cuatro estaban en coma y no respondían, y con el permiso de sus familias, les retiraron el soporte vital.
Al quitar el soporte de ventilador, dos de los cuatro pacientes mostraron un aumento en la frecuencia cardíaca, junto con un incremento en la actividad de las ondas gama, que se consideran las ondas cerebrales más rápidas y se asocian con la conciencia.
Además, el aumento en las ondas gama ocurrió en el “punto álgido” de la conciencia, la intersección que conecta a los lóbulos temporal, parietal y occipital en la parte posterior del cerebro.
Estudios anteriores asociaron estas intersecciones témporo-parieto-occipitales (TPO) con los sueños, las alucinaciones visuales durante las convulsiones epilépticas, y los estados alterados de conciencia, anotaron los investigadores.
La estimulación de la intersección témporo-parietal puede producir experiencias extracorporales, apuntó Borjigin, mientras que otras partes de las intersecciones son importantes para la percepción auditiva y la conciencia visual.
Pero este aumento en el cerebro solo sucedió en los dos pacientes que respondieron a la retirada del ventilador con señales físicas de un esfuerzo de lucha o huida provocada por el sistema nervioso simpático.
“Lo sorprendente es que los dos pacientes que presentaron esta respuesta tuvieron una adecuada del sistema simpático a la retirada del ventilador, mientras que los otros dos pacientes no experimentaron un aumento en la frecuencia cardíaca cuando el ventilador se retiró”, apuntó Borjigin.
Los dos pacientes moribundos que experimentaron este aumento en las ondas gama también tenían experiencias anteriores con las convulsiones, comentó Borjigin. No estaban teniendo convulsiones en la hora anterior a su muerte, pero sus experiencias previas podrían haber preparado al cerebro para pasar por esta respuesta al final de sus vidas.
“Creo que ahora tenemos una base bastante buena para una explicación potencial de por qué se ve una luz muy brillante, por qué algo es hiperreal, por qué es posible que alguien pudiera tener una experiencia extracorporal, por qué alguien podría ver o pensar que vio a sus familiares, pero se origina en su propia memoria”, planteó Borjigin. “Pueden recurrir a sus memorias y recordar los eventos vitales”.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 1 de mayo de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Este estudio concuerda con la “consciencia oculta”, un campo de investigación que examina la actividad cerebral de las personas que parecen estar en un estado vegetativo o mínimamente consciente, aseguró el doctor Joao Gomes, director de sección de la Sección de Atención Neurointensiva del Instituto Neurológico de la Clínica Cleveland, en Ohio.
Algo de historia sobre las crónicas de la actividad cerebral
“En realidad encontraron que hay cierto nivel de consciencia en estos pacientes, que antes se pensaba que estaban inconscientes”, atrapados en un coma, apuntó Gomes. El tema es un poco controversial, pero la comprensión científica de la consciencia está en evolución, a medida que la tecnología que se utiliza para medir la actividad cerebral mejora, anotó Gomes.
Al mismo tiempo, las crónicas de la actividad cerebral durante la muerte se remontan a varios siglos atrás, dijo Gomes.
“Durante el Terror en Francia, cuando muchas personas morían en la guillotina y había muchas decapitaciones, hubo un médico que se llevaba las cabezas para examinarlas”, contó Gomes. “Y en realidad reportó que muchas tenían reflejos cerebrales intactos”.
Aun así, quedan muchas preguntas sobre el fenómeno, entre ellas por qué el cerebro tendría estas respuestas durante los momentos en que está muriendo.
Por qué un cerebro desarrollaría un mecanismo como este
“Está claro que tenemos la activación del sistema autonómico para la supervivencia. Pero más allá de esto, tener la activación visual, la activación auditiva, tener una experiencia extracorporal, ¿qué es el significado fisiológico de esto? ¿Por qué el cerebro querría activar este tipo de sistema? Esto es algo que desconocemos”.
La nueva investigación también tiene una grave desventaja: los pacientes que experimentaron el aumento en la actividad cerebral no sobrevivieron para describir lo que experimentaron, lamentó Borjigin.