La muerte de Silvina Luna sigue causando conmoción tanto en sus familiares y allegados como en los medios. Mientras transitaba un calvario, luego de la mala praxis de Aníbal Lotocki, la modelo buscó aferrarse a la esperanza, el amor de su círculo íntimo, la medicina, y sobre todo: la fe.
Toda esta contención fue una gran ayuda para la figura rosarina que sufría terribles dolores en su cuerpo y complicaciones de salud. Hasta los últimos minutos de su vida, Silvina estuvo rodeada de cadenitas de vírgenes y santos, tal como se describió en el informe preliminar de la autopsia.
Este miércoles se conoció el documento que la Morgue Judicial entregó a las autoridades judiciales para determinar si el cirujano Aníbal Lotocki es el responsable de la muerte de Luna. Entre otras cuestiones físicas, detallaron los objetos personales que la modelo tenía junto a ella: un llavero con la cruz e imagen de San Benito, una medalla de la Virgen, un rosario blanco y una oración de la “Natividad del Señor”.
En cuanto a la oración, una parte de sus líneas expresa: “Concédeme que en toda necesidad llegue a ti con confianza y humildad diciendo: ‘¡Ayúdame!’ Cuando me sienta solo y cansado, cuando fracasen mis planes y esperanzas, cuando me sienta impaciente y me resulte difícil llevar mi cruz; cuando esté enfermo y mi cabeza y mis manos no puedan trabajar”.
Además, la fe y la creencia también formaba parte del entorno íntimo de Silvina Luna. A principios de julio, cuando se conoció el tercer parte médico de su internación en el Hospital Italiano, la familia agradeció la fe, los rezos y la esperanza. “El poder de la oración está mostrando sus efectos”, habían comunicado en aquel momento.
Incluso, al aire de Intrusos (América), el periodista Guido Záffora había contado que las personas que la visitaban en la clínica implementaban alternativas holísticas para acelerar su proceso de sanación, le ponían música, acudían a la aromaterapia y la rodeaban de buenas energías para ayudarla en medio de la incertidumbre.