Este lunes y martes volvieron a darse casos de pitbulls que mordieron niños, lo cual reavivó la polémica acerca de qué hacer con esa y otras razas peligrosas. Alicia Lavernia, veterinaria especialista en medicina comportamental, hizo su análisis al respecto en diálogo con LT10.
En primer lugar, advirtió: "Hay una ausencia total del Estado". Más adelante, aclaró que esa ausencia es achacable tanto al Municipio como a la Provincia.
"En el Colegio de Veterinarios estuvimos cuatro meses para crear una ley de perros potencialmente peligrosos que sea viable. Ese proyecto fue presentado en noviembre del año pasado. Ni siquiera se trató", recordó, y sentenció: "esto quiere decir que a los políticos no les interesa este tema".
La experta contó que los accidentes por mordeduras son muchísimos más de los que trascienden, pero lo que sucede es que no llegan a estado público, muchas veces porque se dan en el ámbito intrafamiliar. Entonces, señaló, "cuando la Municipalidad sale a decir que hay un registro donde hay 500 inscriptos, ese número es insignificante en relación a la cantidad de PPP (perros potencialmente peligrosos) que hay en la ciudad".
Por otra parte, sostuvo que no se puede "tener cualquier perro, solo porque esté de moda", como es el caso de los pitbulls. "Llegamos a un punto en que la situación está fuera de control", remarcó. Y continuó: "Lo primero que debemos preguntarnos es para qué quiero un pitbull; un pitbull no es un animal para tenerlo como mascota y que juegue con los chicos".
"Yo intento no estigmatizar pero llega un punto en que no podemos mirar para el costado; porque no es que estos accidentes están producidos por rottweillers. Porque quienes tenían hace 20 años rottweilers o dobermans sabía para qué lo tenía, y lo que tenía en la mano", aclaró.
"Son perros que fueron creados para caza mayor. Un perro que es capaz de matar un jabalí por la pontencia de mandíbula que tiene. Yo no digo que el pitbull sea más mordedor que otras razas. Lo que pasa es que en base a su anatomía, la lesión que produce siempre es grave", añadió.
"Hay que tener en cuenta otras variables: hay un período que se llama de socialización, que va de los 21 días a los cuatro meses de edad, en los cuales cualquier cachorro de cualquier raza se socializa con niños, con personas. Se tiene mucho en cuenta la estimulación ambiental, se lo saca a pasear o en auto. La pregunta es: quien tiene un pitbull, ¿realmente quiere que sea sociable?", interrogó.
"Los criadores serios están inscriptos y hacen las cosas bien. En cambio, hay gente que creó una pyme a través de los perros, y cruzan perros que ya tienen un (mal) temperamento. La agresividad no es patológica, es normal. Ahora, en un ámbito que está fuera de control sí es patológica. Entonces, a esta gente que ya tiene esos perros que muestran una agresividad reactiva hacia personas u otros perros no les importa cruzarlo con una perra que tiene el mismo problema", criticó. "La genética se hereda en un 20% pero si yo adquiero eso y no tengo esto en cuenta, lo más probable es que a través de esa genética en algún momento se active (la agresividad). Estamos hablando de una patología comportamental, de la agresividad explosiva del pitbull. Ya nadie puede mirar para el costado", insistió.
Finalmente, aseveró que "no hay un servicio de Zoología (ni municipal ni provincial) que haga una evaluación de riesgo".
"Entonces, ¿para qué sirve inscribir a los perros en el registro de PPP?", interrogó LT10. "Es una buena pregunta para hacerle al encargado del Imusa", concluyó Lavernia.