Un pastel que se mueve, enciende luces y puede ser consumido en su totalidad. Esa es la propuesta del RoboCake, una torta revolucionaria que combina robótica, electrónica y gastronomía en una experiencia única.
Esta innovación tecnológica será presentada formalmente el 6 de junio en la Expo Mundial de Osaka, donde los asistentes podrán probar una porción. Los más afortunados se llevarán la frutilla del postre: los dos ositos que coronan la torta, que gracias a baterías comestibles se mueven en forma autónoma como dos pequeños robots.
El RoboCake tiene el aspecto de una torta tradicional de varios pisos, similar a las de casamiento. Sin embargo, en su interior alberga innovaciones sorprendentes: dos pequeños ositos robóticos, fabricados con gelatina, sirope y colorantes, que se animan mediante un sistema de aire inyectado que permite mover sus cabezas y brazos. Su sabor recuerda a las clásicas gomitas de granada.
Pero la tecnología no termina ahí. Dentro de la torta se incorporaron luces LED que funcionan gracias a baterías recargables completamente comestibles. Estas baterías, desarrolladas a partir de vitamina B2, quercetina, carbón activado y chocolate, aportan un primer sabor dulce, seguido de un leve toque picante generado por los electrolitos.
El desafío de integrar elementos tecnológicos en una pieza de pastelería comestible fue asumido por expertos en cocina, quienes adaptaron cada componente para garantizar su sabor, textura y seguridad alimentaria. El resultado es una torta que no solo sorprende por su apariencia y movimiento, sino que también ofrece una experiencia gastronómica real.
Más allá del espectáculo, el RoboCake apunta a abrir nuevas posibilidades en la alimentación del futuro: desde robots comestibles para entregar alimentos o medicinas, hasta sensores ingeribles que monitoricen la frescura de lo que comemos, todo mientras se reduce el impacto ambiental del desperdicio electrónico.