Pasamos más del 80% del tiempo en interiores, y aunque solemos preocuparnos por la contaminación del exterior, el aire dentro de nuestras casas también puede estar cargado de agentes que afectan la salud. Alergias, fatiga, dolor de cabeza o irritaciones respiratorias pueden estar vinculadas a lo que respiramos puertas adentro.
¿Qué contamina el aire en casa?
Productos de limpieza con químicos, polvo acumulado, humedad, moho, humo de cigarrillo, materiales sintéticos, gases de la cocina o calefacción, e incluso muebles nuevos que liberan compuestos orgánicos volátiles. Todo influye.
Cómo mejorar el aire que respirás en tu vivienda:
Ventilá todos los días
Abrí ventanas al menos 10 o 15 minutos, aunque haga frío. Si es posible, generá corriente cruzada (abrir dos ventanas enfrentadas) para que circule mejor el aire.
Sumá plantas naturales
Algunas especies ayudan a filtrar toxinas y aportar humedad. Potus, sansevieria, espatifilo y palma areca son opciones simples y accesibles.
Evitá productos irritantes
Preferí limpiadores sin fragancias artificiales, sin amoníaco y sin aerosoles. También podés optar por vinagre blanco, bicarbonato y limón para una limpieza más saludable.
No fumes adentro
El humo del cigarrillo contamina el aire y se fija en cortinas, ropa, alfombras y muebles. Aunque se fume en balcones o cerca de ventanas, el aire viciado suele volver a entrar.
Controlá la humedad
Un ambiente húmedo favorece la aparición de hongos y ácaros. Ventilá especialmente el baño y la cocina, y usá deshumidificadores si vivís en zonas de alta humedad.
Limpieza regular y filtros al día
Pasar trapo húmedo para evitar levantar polvo, limpiar alfombras, ventilar colchones y mantener los filtros del aire acondicionado limpios es clave para evitar recircular contaminantes.
Elegí materiales más nobles
Si vas a renovar algo en casa, optá por madera, lino, algodón o pinturas al agua sin solventes. Los materiales naturales tienden a liberar menos compuestos tóxicos.