Si bien siempre se asoció al ejercicio físico con una mejora en la calidad del sueño, un nuevo estudio advierte sobre los riesgos de entrenar a destiempo. Según informó The Washington Post, un análisis con más de 14.600 participantes reveló que la actividad física intensa en las últimas horas del día puede alterar los ciclos del sueño y comprometer el descanso reparador.
El estudio, publicado en Nature Communications, indica que ejercitarse dentro de las cuatro horas previas a acostarse provoca dificultades para conciliar el sueño y reduce el tiempo total de descanso. El impacto se agrava si se trata de entrenamientos intensos o prolongados, como los que implican deportes de resistencia o alta exigencia física.
Usando datos obtenidos a través de rastreadores de actividad de la empresa Whoop, los investigadores determinaron que quienes se ejercitaban intensamente antes de dormir demoraban en promedio 36 minutos más en conciliar el sueño. Y si el entrenamiento se extendía más allá del horario habitual de descanso, ese retraso llegaba hasta los 80 minutos.
Las causas de esta alteración no fueron determinadas con precisión, pero los científicos señalan que el cuerpo queda en un estado de sobreestimulación. La frecuencia cardíaca elevada y la baja variabilidad de la misma dificultan que el organismo se relaje y entre en fase de reposo.
“El problema es que el cuerpo no tiene tiempo suficiente para bajar las revoluciones”, explicó Josh Leota, autor principal del estudio. Por eso, recomendó incorporar prácticas de relajación tras el entrenamiento nocturno, como yoga suave o meditación, para facilitar la transición hacia el sueño.
Más allá del hallazgo, los expertos aclaran que no se trata de desalentar el ejercicio a la noche, sobre todo para quienes no tienen otro momento del día. La clave está en elegir rutinas más suaves o procurar realizar la actividad un poco más temprano.
Kenneth Wright Jr., profesor de fisiología integrativa en la Universidad de Colorado en Boulder, sostuvo que el trabajo “respalda una recomendación general para evitar el ejercicio intenso dentro de las cuatro horas previas al descanso”.
La conclusión es clara: el ejercicio sigue siendo clave para una vida saludable, pero su efectividad también depende del momento del día. Para quienes buscan mejorar el sueño, ajustar el horario de entrenamiento podría ser el paso más simple y efectivo.