La muerte de la reconocida intelectual Beatriz Sarlo desató una inesperada disputa judicial por su herencia. A seis meses del fallecimiento, el encargado del edificio donde residía, Melanio Meza, presentó un testamento ológrafo (escrito supuestamente de puño y letra por Sarlo) en el que la escritora le dejaría su departamento y el cuidado de su gata, Nini.
La presentación del portero fue resistida por el exmarido de Sarlo, Alberto Sato Kotani, quien asegura que, al no haberse divorciado legalmente desde su matrimonio en 1966, le corresponde parte de la herencia. El juez Carlos Goggi decidió excluirlo del proceso, pero sus allegados apelaron para revertir la medida.
Consultado en LT10, Esteban Gutiérrez Dalla Fontana, presidente del Instituto de Derecho Sucesorio del Colegio de Abogados de Santa Fe, explicó los aspectos legales del conflicto. "El testamento ológrafo, como el que habría dejado Beatriz Sarlo, debe estar hecho de puño y letra, con fecha y firma. Es válido, pero si hay herederos forzosos, no puede afectar su porción legítima", señaló el especialista.
¿Quiénes son esos herederos forzosos? “Ascendientes, descendientes y cónyuge. Aunque en este caso, si se comprueba que hubo una separación de hecho sin voluntad de reconciliación, el cónyuge podría ser excluido como heredero. Pero eso debe probarlo alguien legitimado en el proceso”, explicó Dalla Fontana.
El abogado también aclaró que, si el bien en disputa fuera ganancial, Sato Kotani podría reclamar la mitad del inmueble como socio de la comunidad de bienes, aunque no acceda al resto de la herencia.
El caso se complica aún más con la denuncia del círculo íntimo de Sarlo sobre la posible venta ilegal de objetos personales de la escritora. Algunos discos pertenecientes a ella y a su última pareja, Rafael Filippelli, aparecieron en una disquería porteña. La sospecha recae sobre Meza, quien tenía las llaves del departamento.
Mientras la Justicia evalúa la validez del testamento a través de una pericia caligráfica, Dalla Fontana advirtió sobre la importancia de guardar el testamento en manos de alguien de confianza: “Si lo guardan los herederos que podrían ser excluidos, lo más probable es que lo destruyan”.
Si finalmente no se reconoce como válido el documento presentado por Meza y no prospera el reclamo de Sato, los bienes de Sarlo podrían ser declarados herencia vacante y pasar a manos del Estado. “En ese caso (concluyó el abogado) el Estado actúa como poseedor de los bienes sin dueño, no como heredero”.
El debate sobre quién resguardará el legado cultural de Beatriz Sarlo continúa abierto, y será la Justicia la que defina si su última voluntad fue, efectivamente, entregarle todo a su portero.