Niños y niñas de todo el mundo envían alrededor de mil millones de emojis -ideogramas en plataformas digitales- por día a través de aplicaciones de mensajería instantánea y redes sociales. Sin embargo, si se analiza cuidadosamente esta selección de dibujos que intentan representar diferentes emociones, acciones y actores de la sociedad, puede notarse una evidente desigualdad entre las funciones que representan los personajes femeninos y masculinos. Las mujeres son novias, princesas y bailarinas. Los hombres, en cambio, son policías, enfermeros, detectives y deportistas.
Si bien la cuestión de los emojis parece un problema menor -teniendo en cuenta los enormes conflictos que enfrenta el mundo en materia de desigualdad de género- son una fiel representación de que la sociedad moderna (y tecnológica) todavía encasilla las aspiraciones y expectativas según el género.
Los jóvenes que utilizan los símbolos a diario atraviesan una etapa de descubrimiento personal muy marcada por la construcción de la personalidad y la aceptación de limitaciones sociales. En este proceso de la pubertad, elementos como los medios de comunicación, los juegos o la ropa construyen estereotipos de perfiles femeninos y masculinos que muchas veces impactan directo con su autoestima.
Esta disparidad fogoneó un debate que llevó a periodistas y publicistas a ponerle el ojo a la controversia. En 2015 la multinacional Procter & Gamble comenzó con la campaña #LikeAGirl que buscó concientizar sobre los límites que enfrentan las mujeres del mañana. A principios de este año, el New York Times también publicó una columna de opinión sobre el tema.
Inspirado por la debate, cuatro empleados de Google han sugerido corregir el desequilibrio en el vocabulario emoji con la adición de 13 nuevos “blasones” para “reflejar mejor los papeles fundamentales que ellas desempeñan en el mundo”.
“No importa a dónde mires, las mujeres están ganando visibilidad y reconocimiento como nunca antes”, escribieron los empleados de la empresa tecnológica. “¿No es hora de que los emojis también reflejen su realidad, ya que desempeñan un papel fundamental en todos los ámbitos de la vida y en todas las profesiones?”.
La investigación de P&G descubrió que el 72% de las jóvenes siente que la sociedad les impone una frontera invisible, y varias de las personas participantes de los videos de la campaña admitieron que se autocensuran por las expectativas y las limitaciones del entorno. Estos resultados, sin embargo, reflejan claramente que el problema no es solo de las niñas.
Miles de chicos también se ven influenciados por las prohibiciones que les impiden desarrollar actividades consideradas “femeninas“
Por otro lado, el 54% de las niñas, de entre 16 y 24 años de edad encuestadas, dijeron que creen que los emojis estereotipan a las mujeres, y el 67% dice que estos dan a entender que las chicas solo pueden dedicarse a determinadas tareas. Además, un 75% de las participantes del trabajo aseguró que estaría de acuerdo con la reciente iniciativa de Google, ya que manifestaron su deseo de que los símbolos sean más progresivos y que las retraten en diversas profesiones y actividades.
Si es aprobado por el Unicode Consortium, una organización sin fines de lucro que desarrolla y promueve estándares de internacionalización de software, el catálogo de signos podrían incluir finalmente en junio de 2017, una mujer de negocios, una médica, una científica, una recién graduada, una tecnóloga, una obrera, una mecánica, una agricultora, una cocinera, una profesora y una música. De todas formas, si bien el objetivo de la propuesta es retratar mujeres profesionales en los sectores clave de la economía, los personajes tendrán también su emoji masculino.
Mark Davis, co-fundador y presidente del consorcio, se encuentra entre los cuatro autores de la propuesta. El Consorcio Unicode ya ha aceptado 79 caracteres como candidatos emoji que se lanzan este año. Incluyen un príncipe, un hombre del baile, un hombre vestido con un esmoquin, una mujer embarazada, un gimnasta y una “Mamá Noel”.
– Agricultoras: El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Porgrama Mundial de Alimentos y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura decidieron honrar a principios de este año a todas las mujeres agricultoras del mundo. El Presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze dijo: “Son las mujeres rurales quienes llevan a cabo las labores más pesadas. Las mujeres rurales necesitan más oportunidades de participar, mejorar sus conocimientos especializados, obtener acceso a los activos e intervenir en la producción y la comercialización de productos agrícolas. Colaboremos para empoderarlas a fin de lograr la seguridad alimentaria y nutricional. Por ellas y por sus familias y sus comunidades”.
– Obreras y mecánicas: A pesar de la predeterminación de la sociedad sobre esta área de trabajo, ellas han ganado terreno en la construcción. En Latinoamérica, especialmente, cada vez más mujeres se especializan en las diferentes tareas obreras y de construcción. De hecho, existen empresas en países como Uruguay, Chile (donde la contratación en este sector aumento un 60%) y México donde el porcentaje femenino le pisa los talones al porcentaje masculino. De todas maneras, es un sector con un amplio camino por recorrer en igualdad.
-Cocineras: En Argentina existe una gran diversidad de género en el desarrollo de la tarea profesional de chef y existen numerosas cocineras argentinas reconocidas mundialmente como Maru Botana, Narda Lepes o Ximena Saénz. Sin embargo, este reconocimiento se extiende también a quienes llevan adelante la tarea de cocinar día a día para quienes más lo necesitan, en comedores comunitarios, colegios, clubes, entre otros. Ellas también forman parte de la conquista de las mujeres trabajadoras.
– Tecnólogas, médicas y científicas: Siempre subestimadas, las mujeres de la ciencia también tomaron el control del área laboral a la que pertenecen y lograron dejar de ser una minoría, además de ser protagonistas de grandes descubrimientos. En el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), a finales de 2015 se registró que el el 52 por ciento de las investigadoras y el 60 por ciento de las becarias son mujeres.
-Graduadas universitarias: En el país ha existido una histórica desigualdad en el ámbito de los profesionales universitarios, los hombres se formaban académicamente pero las mujeres no. Afortunadamente, a partir de 2013 en Argentina esa realidad se revirtió: de los 1.929.813 argentinos que habían completado su formación universitaria, 1.050.662 fueron mujeres y apenas 879.151, hombres. De ahí en más, se logró el reconocimiento intelectual de muchas mujeres subestimadas. Una razón más para reconocerlas.