De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, la crisis que vive Siria por el conflicto bélico que se desarrolla en el suelo árabe ya se está haciendo sentir en las esferas económica y social de Jordania y el Líbano, países en los que la actividad económica se está estancando, hay pérdidas de ingresos y una disminución en el acceso a servicios públicos de calidad.
La situación ha propiciado que las relaciones entre la sociedad de los países huéspedes y los refugiados sirios se deterioren. Al mismo tiempo, los sirios se han visto forzados a recurrir a cualquier estrategia para sobrevivir: el trabajo infantil es unos de ellos, una realidad que se agrava cuando los padres refugiados ven que no tienen acceso a un puesto de trabajo formal, mientras que los niños y adolescentes no tienen oportunidades de una formación académica.
"Los niños de Siria están pagando un alto precio por el fracaso mundial para poner fin al conflicto", señaló un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que denuncia cómo la guerra ha puesto a trabajar al 75 por ciento de los niños sirios en su país, mientras que en los campos de refugiados en Jordania lo hacen casi la mitad de los niños hacinados allí. En el Líbano trabajan incluso niños desde los seis años.
“Conforme aumenta la desesperación en las familias, los niños trabajan básicamente para sobrevivir. Se están convirtiendo en los principales actores económicos, tanto en Siria como en los países vecinos”, recalcó Roger Hearn, director de Save the Children en Oriente Medio y Eurasia, quien agregó que la crisis en el país árabe ha empobrecido a millones de hogares en la región y provocado que el trabajo infantil alcance niveles críticos.
Según el informe, tres de cada cuatro hogares en Siria son sustentados por niños. En los campos de refugio en Jordania, mientras tanto, la mitad de los niños refugiados son el principal sustento familiar. Allí tres de cada cuatro niños han reportado problemas de salud. Mientras que el 22 por ciento de los niños que han trabajado en el sector agrícola han resultado heridos.
Antes del estallido social en el país, casi todos los niños en este país estaban escolarizados y el índice de alfabetización superaba el 90 por ciento. Ahora, se estima que dos millones de niños sirios viven en campos de refugiados en El Líbano, en Jordania, en Turquía y en el Kurdistán iraquí, careciendo de lo más mínimo y sin acceso a la educación.
El Centro de Recursos de Negocios y Derechos Humanos (BHRCC) denunció a principios de febrero de este año a más de una decena de marcas europeas de ropa, entre ellas NEXT, White Stuff, H&M y C&A, por someter a niños sirios a trabajo infantil en los talleres de sus proveedores en Turquía. Pero el informe, además advirtió que los trabajadores a nivel general son víctimas de sueldos irrisorios y de abusos sexuales debido a la extrema vulnerabilidad en la que se encuentran y a la nula inserción social en la que viven en este país.
La BHRRC, una empresa independiente sin ánimo de lucro que tiene la finalidad de promover los derechos humanos en el ámbito empresarial, elaboró su informe solicitando información a 28 grandes cadenas de ropa sobre las prácticas comerciales de sus proveedores turcos.
Luego de la publicación de este informe, solo las firmas británicas H&M y Next, que descubrieron que había niños refugiados que trabajaban en su línea de producción, tomaron medidas para proteger a estos menores, a quienes les hicieron regresar a la escuela y apoyaron a sus familias. Incluso, H&M declaró haber terminado su relación comercial con la empresa turca involucrada en el trabajo infantil de refugiados sirios.
Pero como la BHRRC denuncia, el resto de las 26 no se han pronunciado al respecto, de hecho, de ese grupo 14 aún no han respondido o solo citaron políticas de tolerancia cero sobre el empleo de los trabajadores indocumentados como su prueba de que no existen en su cadena de suministro.
Esto pone en evidencia para este organismo sin fines de lucro que pocas marcas vigilan atentamente las prácticas ilegales de sus proveedores y que en muchos casos sus prácticas quedan encubiertos por ellos.
"La amenaza para los jóvenes refugiados de salir de una zona de combate en Siria directamente a un situación de abuso laboral en Turquía permanece", apuntó el informe, el cual estima que de los 2,5 millones de refugiados sirios que Turquía ha recibido, entre 250 mil y 400 mil trabajan de manera ilegal. Muchos de ellos se encuentran en los talleres textiles, puesto que Turquía es el tercer mayor proveedor de ropa de Europa, luego de China y Bangladés.
El Gobierno turco anunció a medidados de enero de este año que otorgará permisos de trabajo para eliminar la ilegalidad y la vulnerabilidad en la que se encuentran los refugiados y así disminuir la cantidad de migrantes que siguen su viaje hacia la Unión Europea.