"Quiero la Play". Los padres y madres que aún no hayan escuchado ese pedido, pueden considerarse afortunados. Los videojuegos -caseros o en salas- están insertos en la vida de muchas familias, y no está de más cuestionar sus efectos en la cabeza de los chicos.
"¿Qué nos está pasando, que naturalizamos un nivel de violencia tal [que no nos importa] meter a un nene en un lugar en el que se premia al que mata?". La inquietante pregunta fue hecha por el máster en Neurociencias Hugo Valderrama en el aire de Todo Pasa. Pero para el especialista el interrogante clave es si los videojuegos violentos moldean niños y adolescentes violentos.
Para responder a ello, Valderrama señaló en primer lugar que según estadísticas confiables, el 70% de los videojuegos más vendidos son de violencia. Ahora bien, "que un chico no salga a matar no quiere decir que no lo afecte". La clave, entonces, es que los videojuegos son "un factor predisponente a la violencia".
En 2015, continuó el neurólogo por LT10, la Asociación de Psicología de Estados Unidos informó que en los menores que usan videojuegos violentos hay "un incremento en la conducta agresiva asociada y un decremento de la conducta prosocial, la empatía y el compromiso moral".
¿Qué hacer entonces? Ponerse firmes como padres y madres, y no permitir a los hijos el acceso a ese tipo de imágenes.
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