La cuestión genera tanta intriga que un grupo de científicos llevó a cabo un estudio para que la ciencia diera por fin una respuesta.
El estornudo es una explosión de aire súbita, forzada e involuntaria a través de la nariz y la boca que es causado por la irritación de las membranas mucosas de la nariz o la garganta.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) en su estudio publicado en el Journal of Fluid Mechanics probó que cerrar lo ojos cuando estornudamos es un acto reflejo que el cuerpo lleva a cabo para protegerse.
El cerebro envía la orden a nuestros ojos de que se cierren cuando estornudamos para impedir que el aire pueda ingresar en ellos y así se evitan posibles infecciones.
Ese aire que sale a gran velocidad puede contener bacterias que afectarían la salud ocular, tanto cuando estornudás como cuando tosés. Pero, en el caso de la tos, por estar la boca más lejos de los ojos el cerebro no ve la necesidad de enviar la señal.
Entonces, ¿por qué hay un pequeño porcentaje de la población capaz de estornudar con los ojos abiertos? Las personas que pueden hacerlo es porque perdieron parte de sus reflejos, es decir, que presentan algún problema en los nervios que conectan los párpados y el cerebro que les permite realizar esta acción.