El pivote santafesino Tayavek Gallizzi transita junto a su familia la cuarentena en Villa Ángela (Chaco), desde donde charló con Momento ASB, el ciclo de videoconferencias que lleva adelante la Asociación Santafesina de Básquet.
El subcampeón mundial repaso su trayectoria, contó anécdotas y tocó en profundidad varios aspectos que lo marcaron a lo largo de su trayectoria.
En el inicio apuntó que "muchos entrenadores en Macabi me ayudaron: el Negro Esquivel, Javier Martínez, Balín Solari. Yo me cambiaba con la Primera local y estaba en el banco en un equipo que ganaba todo en el torneo local. No me daba para jugar. Destaco mucho eso porque cuando fui a Quilmes me hicieron jugar de entrada y yo decía que en Santa Fe no podía hacerlo. Con los entrenamientos extras más los partidos de Liga de Desarrollo comencé mi crecimiento".
Taya más adelante afirmó que "en un principio el básquet era un pasatiempo, por ahí no le encontraba sentido, muchas veces no le ponía ganas y esfuerzo, dejé de jugar un tiempo y gracias a la insistencia de Javier Martínez para que vuelva lo hice, le puse más ganas. Yo no sabía jugar pero aprendí, también empecé a disfrutar, me pareció más divertido, que fluya y fue fácil, aprendí a saber que si quería llegar más lejos tenía que entrenar más".
Hubo un click que lo marcó para edificar su camino en el profesionalismo, por eso Gallizzi recordó un momento muy importante: "Un día el Negro Esquivel me preguntó si quería vivir del básquet, yo nunca me lo había planteado, fue un antes y después, le dije que me encantaría. Entonces empecé a entrenar más, iba a la mañana, él se fijaba si iba al gimnasio, en mi alimentación, fue a la Preselección U17 y cuando volví me mandaron una hoja llena de todo lo que tenía que hacer. El Negro sacaba plata de su bolsillo para comprarme comida, todos los días me preguntaba cómo estaba. Todas esas cosas te marcan y hacen que un entrenador sea más que eso, era mi segundo papá".
En su niñez hubo un hecho que lo marcó a fuego, pues estuvo perdido durante unos días en la inundación que sufrió Santa Fe en 2003, ya que el pivote residía con su familia en el barrio Santa Rosa de Lima, uno de los más afectados. Al respecto rememoro que "fueron momentos durísimos, pero mucha gente me apoyó, antes de los 16 yo no sabía jugar al básquet, no tenía control del cuerpo, el entrenamiento me sirvió y fue fundamental. En la inundación la gente que nos queria nos daba ropa, comida, una cocina, me acuerdo que mi abuela también buscaba desesperada a mi mamá. No me voy a olvidar más eso, estar donde estoy es por la ayuda de mucha gente que estuvo en este camino, donde me enseñaron a ser buena persona".
Respecto a su partida desde Macabi a Quilmes de Mar del Plata, el subcampeón mundial apuntó que "un día el Negro Esquivel me dijo que un representante tenía esa oferta. Antes estaba la posibilidad de Alma y entrené una semana con Sionista. Pero me fuí sin pensarlo a Mar del Plata. Estuve una semana, volví a buscar algunas cosas y me fui para quedarme. Cuando pasó un mes me di cuenta donde estaba, con mi familia lejos y si no tenía crédito no podía llamarlos. Todo eso te hace madurar y tomar decisiones. Fue el momento donde empezó el camino que después me llevó a Quimsa, La Unión y ahora Regatas Corrientes".
En otro tramo de la entrevista, el pivote recordó una anécdota que recuerda con nitidez de su época en Macabi, al apuntar que "fuimos a Córdoba a jugar por la Liga U17 y perdimos feo con Atenas. Nos tocaba Banco de Córdoba y a pesar de dar todo yo salí llorando porque no nos alcanzó. Viene Javier Martínez y me dice que hacía un tiempo un chico pasó por lo mismo que yo: era Carlos Delfino. Un nuevo click en mi cabeza que no me lo olvido más".
El año 2014 definitivamente representó un despegue que incluyó un título provincial con Santa Fe y la posibilidad de jugar su primer Mundial de Mayores. Por eso el santafesino no dudó en afirmar que "ganarle a Rosario en su cancha realmente fue algo increíble, después fui al Argentino y perdimos la final. Claro que no imaginaba estar en la Preselección del Sudamericano. Si bien quedé afuera, me llamó Julio Lamas y me dijo que iba a pelear un lugar en el Mundial. Cuando me entero por otros compañeros que quedé no lo podía creer. Fue una de las alegrías más lindas de mi vida".
El esposo de Paula y papá de Batista aún conserva en su memoria aquellos segundos contra Senegal en Sevilla, que marcaron su primer partido oficial con la celeste y blanca en una cita ecuménica: "No querían cortar los de Senegal para que entre. Me hacen una segunda falta y al ir a la línea yo siempre venía mal, errando mucho. En esos instantes me puse a pensar donde estaba, disfrutar, entraron los dos. Creo que supe aprovechar estar al lado de monstruos a los que vía por televisión".
En la parte final dejó una opinión de todo lo que vivió al lado de Sebastián Saborido, el DT que llevó a la Asociación Santafesina a tres títulos y tres subcampeonatos en su proceso como estratega. Al respecto disparó: "Es un santafesino más, nos enseñó mucho a todos, jugamos en gran nivel, en mi caso tuve una identidad con él, sentido de pertenencia, me llamaba y siempre era darle el sí. Me quedan los recuerdos más lindos y varias anécdotas que me marcarán a lo largo de toda mi carrera".
Básquet - Momento ASB
Sábado 18 de Abril de 2020 - 09:52 hs
Gallizzi: "Estar donde estoy se lo debo a mucha gente que me ayudó"
El pivote santafesino, subcampeón del mundo, repasó anécdotas que marcaron su desarrollo como jugador. "Me di cuenta que si quería llegar lejos tenía que entrenar más", enfatizó
Fuente: Prensa ASB