Es muy peligroso cuando los gobernantes ponen a la ciencia al servicio de su suerte electoral. Trump dijo públicamente hace algunos días que quiere tener la vacuna aprobada antes de noviembre, es decir antes de la contienda electoral. Obviamente, esto es una presión sobre los laboratorios y sobre la FDA el organismo que verifica la calidad y la seguridad de las vacunas, medicamentos y alimentos (institución de referencia en el mundo).
Claudio Fantini, analista internacional de LT10, sostuvo que "ahora, la FDA está obligada a sacar la aprobación luego de las elecciones para resguardar su prestigio y no generar sospechas. Una vacuna sin creedibilidad pública es un desastre en el marco de una pandemia".
Además, Fantini agregó que “Trump hace lo mismo que Putin, apura los tiempos para sacar una ventaja y resta credibilidad a las vacunas. Ambos ponen en jaque la creedibilidad de sus científicos y sus irganismos de control”.
"El mundo necesita una vacuna contra el coronavirus pero también requiere que la política no meta la mugre electoral en el medio y tenga la mayor credibilidad mundial para terminar con la pandemia", remarcó el analista internacional.