Estados Unidos contenía este jueves el aliento a la espera de los resultados finales de las elecciones de esta semana, con el candidato demócrata Joe Biden cada vez más cerca de convertirse en presidente electo, mientras el republicano Donald Trump sufría tres reveses consecutivos en su polémica ofensiva legal para detener el recuento de votos en estados decisivos.
Biden seguía a solo seis de los 270 electores que necesita un candidato para ganar la Presidencia de Estados Unidos, una cifra que alcanzará triunfando en cualquiera de los cuatro estados donde aún sigue el escrutinio y todavía no fue proyectado un vencedor: Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Nevada.
Por eso, la admisión que hizo esta noche Trump desde la Casa Blanca de una posible derrota en Georgia es tan significativa como la ratificación de su intención de litigar hasta llegar a la Corte Suprema para definir el resultado de la elección.
“Arranque ganando por mucho y ahora parece que puedo terminar abajo por un poco” en Georgia, dijo el candidato republicano en un tono medido, lejos del énfasis que suele utilizar en sus declaraciones.
La amplia diferencia que tenía Trump en Georgia, que asigna 16 electores al ganador, se había reducido esta noche a apenas 4.000 votos, al contabilizar los sufragios que llegaron por correo.
"Vamos a ganar la elección fácilmente, hay muchos litigios...quizás (la definición) termine en la mayor Corte de esta tierra", agregó refiriéndose a la Corte Suprema de Justicia, donde hay una clara mayoría de jueces conservadores.
En Georgia, en tanto, un juez rechazó una demanda interpuesta por la campaña de Trump para que se frenara el recuento hasta que se desecharan votos recibidos por correo y se fiscalizara que el escrutinio estaba cumpliendo con todas las leyes.
En Nevada, que asigna seis electores, Biden estiró fuertemente su ventaja en unos 11.500 votos, con el 84% de los votos escrutados, informaron las autoridades.
En Pensilvania, con 20 electores en juego, la Justicia decidió frenar el escrutinio y luego la Corte Suprema lo reactivó. Aún se están analizando recursos presentados por la campaña del presidente, pero el conteo continúa, ya alcanzó el 89% y la tendencia es que Biden está achicando la brecha a poco más de 37.200 votos.
Carolina del Norte detuvo su escrutinio hasta la semana próxima, pero la atención no está puesta allí, donde Trump mantiene una ventaja también pequeña, pero con mejor proyección.
Aunque los principales medios ya proyectaron a Biden como ganador en Michigan, la campaña de Trump había intentado frenar ese escrutinio en los tribunales, pero, como en Georgia, su pedido fue rechazado.
Donald Trump sigue denunciando fraude en el conteo
Pese a estos reveses, referentes republicanos cercanos al mandatario interpusieron una nueva presentación judicial, esta vez en Nevada, para que se detenga el conteo de miles de votos que ven como "ilegales".
En rueda de prensa en Las Vegas, el exfiscal general de Nevada Adam Laxalt y el exdirector nacional de inteligencia Ric Grenell dijeron que miles de personas votaron en Nevada pese a que ya no residen en el estado.
A lo largo del día, Trump, de 74 años, dejó claro una y otra vez que no aceptará la derrota sin cuestionarla tanto en lo discursivo como en lo judicial.
"Ganamos esta elección", dijo desde la Casa Blanca el miércoles y lo repitió este jueves; en ambos casos denunció que hubo "fraude", aunque fueron varios dirigentes republicanos, incluido su compañero de fórmula y actual vicepresidente, Mike Pence, que evitaron utilizar esa palabra.
El presidente recurrió a Twitter para volver a pedir que se frene el conteo de los votos.
"Cualquier voto que haya llegado después del día de las elecciones no será contado", escribió el presidente en Twitter. "Detengan el conteo", exigió.
En paralelo, su campaña emitió un breve comunicado para reforzar su ofensiva en la Justicia: "Si cuentan los votos legales, ¡fácilmente gano la elección! Si cuentan los votos ilegales y tardíos, ¡nos pueden robar la elección!"
Sin embargo, el conteo continuaba en los estados en disputa y Trump acumulaba 214 votos electorales, mientras que su rival, 264.
En este contexto de incertidumbre y denuncias, un silencio que cada vez se hace más evidente es el del Partido Republicano nacional y sus dirigentes.
Hasta ahora, ningún dirigente del oficialismo, por fuera del círculo íntimo del presidente, apoyó públicamente las denuncias de fraude o llamó a anular votos.
Por el contrario, Trump sumó una nueva voz crítica.
El jefe de una misión de observadores electorales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) acusó a Trump de "flagrante abuso de poder" por haber pedido la interrupción del recuento de votos de las elecciones presidenciales de esta semana antes del fin del proceso.
"Lo que es verdaderamente perturbador, es que el jefe de Estado norteamericano haya pedido el fin del recuento desde la Casa Blanca, es decir, con todos los símbolos del poder a su alrededor, debido a su supuesta victoria, dijo el diputado alemán Michael Georg Link al diario Stuttgarter Zeitung.
Mientras el presidente se muestra decidido a judicializar los resultados y no reconocer una posible derrota, Biden, de 77 años, sigue manteniendo su cautela. Sin declararse vencedor, ayer dijo que confiaba en ganar la Presidencia y concentra todo su esfuerzo en reclamar que "cada voto debe contarse".
"Mantengan la fe. Vamos a ganar", insistió por Twitter y repitió una vez más: "Cada votos debe ser contado."
A dos días de las elecciones, las proyecciones lo benefician en el Colegio Electoral y ya no hay dudas de que ganará con comodidad el voto nacional popular: 50,5%, o 71.772.708, frente al 47,9%, o 68.120.263, de Trump.