Río de Janeiro está en los umbrales del colapso de las camas de terapia intensiva pero al mismo tiempo ya tiene casi el 60% de reservas hoteleras para los turistas que pasarán en la ciudad maravillosa las fiestas de Navidad y de inicio de 2021, a pesar que este año se cancelaron las celebraciones populares en las playas.
La tasa de ocupación de camas de terapia intensiva por Covid-19 se encuentra en el 91%, mientras que la atención en enfermería está ocupada en un 86% en los hospitales públicos.
Por eso, el gobernador interino Claudio Castro y el alcalde saliente, Marcelo Crivella, quien dejará el cargo en enero tras perder su reelección, anunció medidas para restringir aglomeraciones en parques y paseos playeros de Flamengo, Copacabana, Ipanema, Leblón y Barra de Tijuca, pese a que está autorizado estar en la playa y entrar al mar.
La situación es peor en los municipios que rodean a Rio de Janeiro y que tienen los mayores niveles de degradación, como los que integran la Baixada Fluminense: allí hay 206 infectados con coronavirus que esperan por una cama de Unidad de de Terapia Intensiva (UTI), según datos oficiales de la Secretaría de Salud.
El estado de Río de Janeiro se encuentra con su gobernador, el ultraderechista Wilson Witzel, suspendido por 180 días y con chances de destitución por estar involucrado en un escándalo con su esposa de un contrato fraudulento para comprar insumos frente a la pandemia.
Unos 16.000 médicos y enfermeros están con los salarios atrasados y son justamente los encargados de las tareas como las que se desarrollan en el hospital de campaña para coronavirus que funciona en el predio de exposiciones Riocentro.
"La situación está peor que en el pico de la pandemia porque había más camas disponibles. Se deben revisar las medida de apertura porque los casos van a seguir subiendo. Hay más gente muriendo en sus casas", dijo el director del Consejo Regional de Medicina de Rio, Walter Palis.
En las clínicas y sanatorios privados la ocupación es del 97%, informó el director de Hospitales Privados de Río, Graccho Alvim.
El dirigente empresarial de la salud privada pidió "medidas antipáticas" como prohibir el uso de playas.
Con la crisis política de Río de Janeiro que involucró a Witzel, los hospitales de campaña se desactivaron, siendo el más emblemático el que estaba al lado del estadio Maracaná, escenario de la reanudación del fútbol carioca sin público el 18 de junio por presión del presidente Jair Bolsonaro y de la conducción de Flamengo.
Un imán para el turismo
Sin la tradicional fiesta de "reveillon" (Fin de Año) en las playas de Copacabana para el 31 de diciembre a la noche, Río de Janeiro igual sigue siendo un imán para el turismo interno e internacional.
Para los últimos días de diciembre ya está reservado el 58% de las habitaciones de hotel de la ciudad maravillosa, según informó el Sindicato de Medios de Hospedaje del Municipio de Río de Janeiro (Hóteis Rio).
"Es un turismo diferente, casi todo nacional, del interior de Rio o de estados vecinos", dijo por su parte el titular de la Asociación de Hoteles (ABIH-RJ), Alfredo Lopes.
Río de Janeiro suspendió también las fiestas de Carnaval aunque la gran incógnita es si pese a la decisión de que no habrá ni escolas de samba en el Sambódromo ni comparsas callejeras organizadas, la población se quedará en aislamiento.
De noviembre a diciembre el promedio diario de muertes subió 80% en la ciudad.
La cantidad de fallecidos por el coronavirus roza los 24.000 desde el inicio de la pandemia con cerca de 150.000 infectados detectados.
A nivel país, Brasil es el tercero más afectado del mundo con más 6,8 millones de positivos, solamente detrás de Estados Unidos e India.