Aunque podemos enumerar múltiples motivos para hacer y ver al aire libre, como dar un paseo y respirar hondo para liberar estrés, una nueva investigación desarrollada por la Facultad de Optometría de la Universidad Estatal de Nueva York (EE.UU.) ofrece nuevas pistas sobre lo que mantiene nuestros ojos sanos. Y tiene que ver precisamente con salir al aire libre.
Su estudio encontró que la luz del día mejora las células cerebrales visuales, ayudando a las personas a distinguir mejor los detalles más sutiles. El descubrimiento podría conducir a mejoras en las pantallas de los móviles, protegiendo aún más a los humanos de los malos hábitos de visión pues, por ejemplo, pasar demasiado tiempo frente a la pantalla ya ha sido relacionado con un fenómeno denominado "síndrome visual informático" o "fatiga visual digital" (con síntomas como vista borrosa, dolor de cabeza, visión doble...).
Leer con diferentes condiciones de luz
Los investigadores realizaron varias pruebas tanto en gatos como en humanos, midiendo la respuesta de las neuronas visuales en respuesta a cuadrados oscuros o claros. Los participantes usaron cascos EEG (electroencefalografía) que monitorean las ondas cerebrales.
Los resultados revelaron que el contraste visual aumentó al aire libre, lo que indica que leer bajo luz brillante estimula el cerebro visual de manera más efectiva.
La cantidad de luz reflejada, o luminancia, puede cambiar más de 10.000 veces durante el día. Estas fluctuaciones representan que las partes blancas y negras de una señal de tráfico, por citar otro ejemplo claro, pueden reflejar 1.000 veces más luz al mediodía que por la noche.
"Para nuestra sorpresa, encontramos que la forma de la función de respuesta de luminancia cambió tanto con el rango como con la polaridad en blanco y negro", explican los autores.
La importancia del contraste
La investigación de la visión ha funcionado durante décadas bajo el supuesto de que el contraste de luminancia no cambia con la intensidad de la luz; esto es, que una letra oscura en una página blanca tiene el mismo contraste en exteriores con la luz más brillante que en interiores con la luz más tenue. El estudio muestra que esta suposición es incorrecta.
"La cantidad de luz cambia continuamente en nuestro mundo visual", comenta Hamed Rahimi-Nasrabadi, líder del trabajo. "Nuestro trabajo demuestra que el brillo de la imagen cambia nuestra sensibilidad al contraste claro y oscuro para extraer información de manera eficiente de escenas naturales". La iluminación exterior mejora los niveles de contraste, lo que facilita la visualización de las letras en las páginas.
A la luz de estos resultados, ya podemos decir que está científicamente comprobado que el contraste visual aumenta al aire libre y, por lo tanto, leer bajo una luz brillante como la del Sol estimula el cerebro de manera más eficaz. Al aumentar la cantidad de luz, la sensibilidad al contraste cambia para los estímulos más oscuros o más claros que su entorno en direcciones opuestas: nos permite ver mejor las letras y ayuda a la vista.
"Los nuevos hallazgos también se pueden utilizar para mejorar los algoritmos actuales de procesamiento de imágenes y métricas de contraste visual", apunta el experto.