En estos momentos Microsoft es objeto de severas críticas por cómo han manejado pública e internamente el hackeo de su servicio Exchange. Pero eso no es lo único que tenemos para reprocharle: también fueron los creadores de Edge.
El navegador fue impuesto hace años como el relevo definitivo al ya extinto Internet Explorer y durante demasiado tiempo la compañía intentó posicionarlo por encima de otras alternativas más populares y eficientes como Chrome.
Hoy por fin se ha cumplido el plazo anunciado en agosto de 2020 y el navegador original Edge ha sido desahuciado por Microsoft.
El primer navegador Edge fue una mejora relativa en comparación con Explorer pero en realidad nunca fue lo suficientemente bueno, ni estable.
Por fortuna Microsoft entró en razón, decidió prácticamente empezar desde cero y adoptar la plataforma abierta de Chromium, en la que se basa Firefox, Chrome y un largo etcétera, para crear una nueva versión de Edge.
Es así como el viejo navegador adquirió el nombre de “Legacy Edge” y estuvo rondando un rato por la red, con soporte extendido de compatibilidad, parches de seguridad y respiración artificial. Hasta hoy.
A partir de ya este viejo navegador ha sido desconectado de la red de actualizaciones y protección de Microsoft. Por lo que recomendamos enfáticamente migrar a la nueva versión.
La encarnación basada en Chromium es bastante ágil, segura, estable y ligera. Por lo que sobran los motivos para ejecutar la mudanza.