El ronquido es un problema con importantes consecuencias para la salud física (cansancio, hipertensión, problemas cardíacos, dolor de cabeza) y mental (estrés, pérdida de memoria, irritabilidad) que acaba deteriorando de forma considerable la calidad de vida personal y social de los afectados.
Cambios en la posición para dormir, tiritas para la nariz, dispositivos de avance mandibular (aparatos intraorales), máquinas de presión positiva en las vías aéreas y, en los casos más graves, cirugía son los métodos más comunes para corregir o paliar esta afección.
El molesto sonido está provocado por un flujo de aire derivado de un bloqueo por cierres anormales en la garganta, desplazamientos de la mandíbula, obstrucciones en las vías nasales, canales estrechos o posiciones incorrectas a la hora de dormir. Si el motivo se debe a la primera causa enumerada, ciertos ejercicios usados en foniatría y en programas de reeducación de la voz pueden ayudar a la situación mejore.
Cuando entramos en las fases más profundas del sueño y todos nuestros músculos se relajan, los tejidos en la parte posterior de la garganta pueden volverse laxos, haciendo que el aire que pasa a través de ellos haga un ruido similar al de una bandera aleteando al viento. En estos casos, fortalecer tales músculos puede reducir la obstrucción sufrida (y por ende, el ruido) hasta en un 60%.
Los ejercicios propuestos habitualmente necesitan 45 minutos de rutina diaria. Pero además hay una técnica más simple que a pesar de que no sea tan eficiente mejorará la calidad del sueño. Bastan solo cinco minutos para llevarla a cabo, poco antes de ir a la cama. Estos son los tres simples pasos que hay que efectuar:
– Comenzá abriendo la boca al máximo y estirá la lengua todo lo que puedas.
– Mové la lengua de lado a lado y de arriba a abajo.
– Tarareá mientras tanto con fuerza tu canción favorita.