La costumbre de tatuarse o de ponerse piercings puede parecernos moderna, pero en realidad se enmarca en costumbres ancestrales que surgieron independientemente en distintas culturas del mundo desde tiempos prehistóricos. Muchos jóvenes, y cada vez más adultos, se tatúan varias partes de sus cuerpos, incluso llegando a tapar por completo el color de la piel y, en casos extremos, hasta los ojos. Si bien quedan cool, pueden, sin embargo, generar muchos problemas.
Pero según especialistas, un tatuaje es muy similar a una pequeña intervención quirúrgica en la piel y, por eso, deben llevarse a cabo todas las precauciones posibles, como las siguientes:
- Informarse bien y confirmar que el centro elegido cumpla con las normas adecuadas de salud e higiene.
- Antes de comenzar a hacerse el tatuaje, pedir una prueba de la tinta en una zona poco visible, sobre todo aquellas personas con enfermedades en la piel o ante determinados colores que pueden provocar alergia.
- Cuidado con el color rojo: “La gran mayoría de los tatuajes que vemos en las consultas de Dermatología y que han causado problemas son de color rojo. Por lo tanto, si se va a utilizar tinta roja es especialmente recomendable realizar la prueba de alergia al menos dos semanas antes de hacerse el tatuaje definitivo”, advirtió.
- Hay varios estudios que advierten que las tintas contienen sustancias tóxicas como arsénico y plomo. Si bien es en pequeñas cantidades, pueden resultar cancerígenas.
- Cuando se realiza el tatuaje, se produce una ruptura en la piel que puede facilitar que la tinta penetre hasta capas más profundas de la piel. “De allí, se observó que algunas moléculas de la tinta podrían viajar hasta los ganglios linfáticos y llegar al hígado donde podrían alcanzar a otros órganos del cuerpo y perjudicarlos. Cuanta más extensión de piel tatuada, más riesgo hay de que eso ocurra”, alertó.
- Tras realizar el tatuaje, el profesional debe proteger la zona con vaselina o pomada antibiótica y una venda, apósito o film.
- Al cabo de unas horas, se puede retirar el vendaje y limpiar la zona suavemente con agua tibia y jabón hipoalergénico o de pH neutro, teniendo especial cuidado en no frotar ni rascar.
- Secar con cuidado, con pequeños toques y una toalla o paño limpio.