En esta época debemos estar más atentos y reforzar los cuidados que todos conocemos pero a veces no llevamos a la práctica.
En primer lugar, señalaremos la importancia de mantener los hábitos de higiene personal. Lavarse las manos frecuentemente es lo más efectivo para evitar los típicos contagios de gripe o resfrios. En ese sentido, también debemos evitar tocarnos los ojos y la boca con las manos cuando venimos del transporte público o algún otro lugar con mucha gente. Además, es importante cubrirnos con el brazo cuando vamos a estornudar o toser para evitar pasar a otros nuestros gérmenes a otros.
En segundo lugar, tenemos que destacar que es fundamental evitar los cambios bruscos de temperatura. Salir de la calidez de nuestro hogar al frío extremo de la calle puede afectar nuestro organismo.
Es por eso que adecuar la ropa que usamos también es un factor clave. Para combatir el frio nada mejor que el efecto cebolla (utilizar varias prendas en forma de capas). Más aún si se trata de niños pequeños.
También se recomienda cuidar la alimentación. El cuerpo necesita más energía pero esto no significa comer dulces y grasas sin límites. Los alimentos ricos en vitaminaas C, B y E, como las frutas, las legumbres y los frutos secos, nos ayudarán a mantenernos sanos sin engordar.
Por último, no dejemos que el invierno nos impida mantener el nivel de actividad física. El ejercicio es una parte vital de nuestra rutina semanal si queremos estar sanos. No obstante, tenemos que prestar especial atención al precalentamiento para evitar lesiones.