La meditación consciente o de atención plena involucra al cerebro y colabora a mantenerlo saludable, en una práctica en la cual te concentrás en estar plenamente consciente de lo que estás experimentando y sintiendo en el momento, sin interpretaciones ni juicios. Combina la concentración con la conciencia y se centra en prestar atención a tus pensamientos a medida que pasan por tu mente.
Algunos de los beneficios incluyen un aumento en la flexibilidad cognitiva, regulación emocional, empatía, enfoque y atención, respuesta del sistema inmunológico, memoria, emociones positivas, relaciones positivas, relajación, autocompasión y autoestima.
Se relaciona esta práctica con la disminución de comportamientos adictivos, ira y hostilidad, ansiedad, agotamiento, depresión, reactividad emocional, insomnio, hipertensión, necesidad de medicamentos para el dolor, dolor físico, síntomas del trastorno de estrés postraumático y estrés.
Hay varios ejercicios que sirven para aprender desde cero. Algunos de estos son sencillos, se pueden hacer en casa y no necesitás de mucho tiempo. Dependiendo del cuál sea, se pueden usar métodos de respiración, imágenes guiadas, escaneo del cuerpo y más.
Meditación de respiración enfocada
– Sentate, respirá hondo y cerrá los ojos.
– Concentrate en tu respiración a medida que entra y sale del cuerpo.
– Sentarte y respirar lentamente durante un minuto puede ayudar.
Meditación de escaneo corporal
– Acostate boca arriba con las piernas extendidas y los brazos a los costados, con las palmas hacia arriba.
– Concentrá tu atención lenta y deliberadamente en cada parte de tu cuerpo, en orden, de los pies a la cabeza o viceversa.
– Sé consciente de cualquier sensación, emoción o pensamiento asociado con cada parte de tu cuerpo.
Meditación sentada
– Sentate cómodamente con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y las manos en el regazo.
– Respirá por la nariz y concentrate en que tu respiración entre y salga del cuerpo.
– Si las sensaciones físicas o los pensamientos interrumpen tu meditación, anotá la experiencia y luego volvé a concentrarte en tu respiración.
Meditación caminando
– Encontrá un lugar tranquilo de tres a seis metros de largo y caminá lentamente.
– Concentrate en la experiencia de caminar, siendo consciente de las sensaciones de estar de pie y de los sutiles movimientos que mantienen el equilibrio.
– Cuando llegues al final del camino, girá y seguí caminando, manteniendo la conciencia de tus sensaciones.