Leslie Lyons es veterinaria y especialista en genética de gatos. También es dueña de gatos y se hizo conocida por burlarse de sus colegas que estudian la genética de los perros con el viejo adagio de que “los gatos gobiernan. Los perros babean”.
Entre los avances en medicina veterinaria que beneficiaron a los humanos, señala que el remdesivir, un medicamento importante para combatir el COVID-19, se usó por primera vez con éxito contra una enfermedad de gato causada por otro coronavirus.
Ella es la directora de la Iniciativa de Secuenciación del Genoma, y como parte de ese proyecto, con un grupo de colegas, incluidos Wes Warren de la Universidad de Missouri y William Murphy de la Universidad de Texas A&M, produjeron recientemente el genoma más detallado del gato hasta la fecha, que supera el genoma del perro. ”Por el momento”, dice Lyons.
La experta reconoce que toda su carrera se la pasó tratando de que la gente reconozca que las mascotas tienen las mismas enfermedades que los humanos y realmente pueden proporcionar información importante si se logra entender cómo se construyen sus genomas.
Las enfermedades de los gatos son un buen modelo para las enfermedades humanas
“Lo que estamos descubriendo es que diferentes especies tienen diferentes problemas de salud. Realmente deberíamos elegir la especie correcta. Sabemos que los perros contraen cáncer con más frecuencia, similar a nosotros. Los gatos no contraen cáncer muy a menudo. Y esa es una historia fascinante de evolución”, revela.
Entonces, ¿hay señales o pistas en el genoma del gato que nos permiten concentrarnos mejor en por qué los gatos contraen ciertos tipos de cáncer y comprender las diferencias entre perros, gatos y humanos?
“Todo lo que necesitamos es tal vez una muestra de sangre. Y así, una vez que tenemos la muestra de sangre, no tenemos que hacer experimentos con un animal. En realidad estamos observando lo que los animales ya tienen. Estamos trabajando con las enfermedades que ya existen”, explica.
Cómo el gato mejora la salud de los humanos
Se descubrió que los ronroneos de los gatos disminuyen la presión arterial, promueven la fortaleza ósea y curan lesiones musculares y de ligamentos.
Los estudios demuestran que las personas con gatos informan que se sienten más felices, confiados e, incluso, de mejor humor.
Más de la mitad de todos los dueños de gatos dicen que consiguieron que su mascota redujera el estrés, la ansiedad y el sentimiento de soledad.