Algunos afirman que el dinero no les interesa pero suelen dedicarles las mejores horas de los mejores años de su vida para ganarlo. A otros, en cambio, les interesa tanto que lo empiezan a verlo como un fin en si mismo más que como una herramienta. Quien más quien menos, la mayoría mantiene una tortuosa relación con el dinero.
Aprender a relacionarse con el dinero es una habilidad que deberíamos desarrollar desde que somos niños. Sin embargo, llegamos a adultos sin saber qué es la inteligencia financiera y con unas cifras en la cuenta bancaria que nos generan una constante preocupación.
Aunque está claro que el dinero no lo es todo, es necesario para tener una vida plena. Inclusive hay estudios que han demostrado que el dinero sí da la felicidad (aunque con una condición) por el hecho de que nos puede proporcionar bienestar y satisfacción.
En cualquier caso, mejorar la relación con el dinero es mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos. La salud financiera consiste en tener una relación consciente y decidida con el dinero que sea satisfactoria y que nos permita alcanzar la ansiada libertad económica.
Hábitos para mejorar tu relación con el dinero
Al igual que con cualquier otro tipo de vínculos, no se puede tener una buena relación con el dinero si no estamos dispuestos a hacer lo necesario para que funcione. Compartimos aquí un conjunto de hábitos fundamentales para que puedas vincularte sanamente con él:
Revisá cómo gastás tu dinero
La mayoría de las personas no saben en qué y cuanto gastan durante sus vidas. Pero no solo en el largo plazo, no saben tampoco cuánto gastan cada día y obviamente eso provoca que no puedan saber cómo gestionar el dinero que les ingresa cada mes. Saber cuánto dinero tenemos nos permite conocer cómo gastarlo. Además, debemos tener una clara idea de cómo lo venimos gastando usualmente para conocer qué cosas podemos mejorar, ya sea gastándolo mejor o buscando un resquicio que nos permita ahorrar.
Pensá en términos anuales
El plazo mensual es muy corto para tomar decisiones inteligentes. Del mismo modo que grandes empresas trabajan a partir de presupuestos anuales, viendo cómo van a gastar en invertir en ese plazo de tiempo, nosotros debemos hacer lo mismo. Un presupuesto es algo más que un mal necesario.
Con independencia de cuál sea tu nivel de ingresos, el presupuesto es una herramienta imprescindible, ya que te ayudará a sacar más partido a su dinero conociendo dónde estamos y estableciendo metas claras. Hay programas informáticos y servicios de banca online que nos facilitan esta tarea, aunque también se puede hacer con lápiz y papel.
Ahorrá (no importa la cantidad de dinero con la que empieces)
No importa cuánto sea el dinero que ganás cada mes, proponete (y conseguí) ahorrar el 10 por ciento de tu sueldo, tus honorarios o del dinero que ingresa. Pero no lo hagas para tenerlo a mano cuando quieras darte un gusto. Ahorralo de modo tal que lo que desees lo obtengas de otro lado. Ese dinero no se toca. Andá invirtiéndolo, si te parece en un plazo fijo o una inversión de bajo riesgo. Ese dinero no es para hacerlo trabajar. Es solo tu ahorro. Ya tendrás otro monto específicamente para invertir en mayor escala.
Compra sólo lo mejor, aunque sea pocas veces.
Comprar cosas de calidad nos permite tener productos que lucen mejor, sin duda, pero además nos permite ahorrar. Si compramos lo más barato es bastante probable que en breve nos veamos obligados a volver a comprar lo mismo nuevamente, lo que nos lleva a gastar más dinero y además a usar más tiempo para salir otra vez a comprarlo. Por otro lado, lo que usamos habla de nosotros y está bueno sentirse rodeado de pocos, pero buenos objetos, ya sea ropa, zapatos, muebles, tu auto o lo que necesites. Poco, pero bueno.
Acostúmbrate a llevar más dinero en el bolsillo que hasta ahora
El vínculo con el dinero se construye desde lo cotidiano. Llevar efectivo te permite saber que contás con plata para resolver problemas y que tener plata no implica gastarla toda apenas te llega.
Dedicale tiempo al dinero (apenas un rato al mes)
El primer lunes de cada mes, fija una “reunión” con vos mismo para evaluar tu presupuesto y dedicá unos minutos de tu tiempo para comprobar tus gastos y ver cómo van tus finanzas. Analiza lo que pasó el mes anterior, arma el Excel de tus ingresos y egresos del mes que comienza, revisa cuáles son los vencimientos de ese mes, revisa también tus objetivos para este período de 30 días y chequea tus cuentas (este último paso debe convertirse en un acto cotidiano, lleva apenas unos segundos).
Gastá dinero en tu formación
Cursos para aprender a manejar tu dinero o pagarle a alguien para que te asesore va a ser una de las mejores inversiones que puedas hacer.