Argentina logró su tercera medalla de oro en los Juegos Panamericanos. Esta vez fue en Santiago de Chile, con un plantel conformado en su mayoría por jugadores que se desempeñan actualmente en nuestra Liga Nacional.
Bajo la conducción de Leandro Ramella, director técnico de Quimsa, la Argentina logró la máxima presea con un equipo que se caracterizó por su entrega, su resiliencia y su juego en equipo. El marplatense, junto a sus asistentes Mariano Rodríguez (coach de Peñarol) y Martín González (técnico de Independiente de Oliva), idearon una selección que combinó experiencia y juventud.
“Es raro pensar que en todos los partidos entraron los 12 jugadores. Los jóvenes sumaron muchísimos minutos, arriba de los 15 de promedio. Para ellos fue muy importante estar apoyados en jugadores de más experiencia. Creo que se cumplió el objetivo del rodaje, de que se haya podido ver jugadores para el futuro del equipo principal y también el objetivo deportivo de defender la medalla jugando de igual a igual con todas las selecciones”, puntualizó Ramella.
Y, también, destacó la relación de un plantel conformado por siete jugadores de La Liga Nacional (Pedro Barral, Tayavek Gallizzi, Bautista Lugarini, Agustín Pérez, Fabián Ramírez Barrios, Javier Saiz y Kevin Hernández), los jóvenes Bocca y Giovanetti que vienen de España, y quienes se sumaron desde Brasil, como Baralle, Cuello y Scala.
“En un par de días de concentración y otros de entrenamientos previos acá no se pueden hacer grandes cosas. Esto demuestra que nuestros jugadores, ya sean de nuestro Liga Nacional como era la mayoría de nuestro equipo o los que están fuera del país, están bien fundamentados y entienden de básquet. Acá está claro que el trabajo es de los entrenadores del día a día y de nuestra Liga Nacional, que sigue teniendo un gran nivel conceptual y sigue siendo muy competitiva”, afirmó.
Enorme mérito para el Seleccionado Nacional, que llegó al torneo con una gran expectativa en cada presentación. Argentina creció en el torneo, encontró su mejor versión en la fase eliminatoria y terminó invicta. Al respecto, explicó: “Creo que fuimos superiores en la mayor parte del tiempo de cada partido que jugamos. No se puede decir que ganamos ningún partido por fortuna. Eso es una de las cosas que más contento me pone".
Para coronarse de gloria hubo que dejar atrás a Venezuela, que, como siempre, fue un rival duro y aguerrido. Hubo que transpirar y luchar, y el equipo demostró estar a la altura de las circunstancias.
“Me parece que lo que se sigue demostrando es el que básquet argentino es bueno y competitivo”, finalizó Leandro Ramella.