En un mundo laboral cada vez más exigente, la salud mental se volvió un factor clave para el bienestar y la productividad de los trabajadores. El estrés laboral aumentó constantemente, lo que llevó a la búsqueda de formas efectivas de combatirlo.
En este contexto, profesionales exploraron diferentes estrategias para cuidar el equilibrio emocional en el entorno laboral. Desde técnicas de gestión del tiempo hasta prácticas de autocuidado, estos diez consejos marcan la diferencia.
Salud mental: cómo lograr un equilibrio en el trabajo
En la sociedad contemporánea, es común que las obligaciones superen las oportunidades de disfrute, y lo material tenga prioridad sobre la salud mental.
Esta situación puede generar una sensación de insatisfacción en la vida cotidiana, sobre todo cuando se dejan de lado constantemente momentos de felicidad o con seres queridos por obligaciones, en donde los ingresos no reemplazan la sensación de pérdida.
A pesar del temor generalizado a solicitar más tiempo libre, existen estrategias simples para simplificar la rutina laboral y recuperar cierto control sobre la vida, antes de recurrir a medidas más drásticas.
La lista incluye:
- Decir NO a las horas extra y al trabajo en casa: acostumbrarse a realizar las tareas dentro del horario laboral estricto es fundamental. De lo contrario, se puede caer en una dinámica donde la productividad disminuye y el horario se extiende sin control.
- Descansar cuando se sienta agobio: aunque pueda parecer contradictorio, el descanso es crucial para aumentar la productividad. Cuando la presión y el agobio se hacen presentes, es necesario tomarse un respiro.
- No posponer tareas: en el ámbito laboral, es importante evitar aplazar las tareas, incluso si se cuenta con tiempo disponible. Dejar las cosas para más tarde puede ser una costumbre que afecta la calidad del trabajo.
- Establecer fechas de entrega razonables: es crucial fijar fechas límite realistas para las entregas de proyectos. Establecer metas alcanzables ayuda a evitar la autoexigencia excesiva y la culpabilidad en caso de no cumplirlas.
- Aprender a decir no: aunque pueda sentirse gratificante aceptar todas las responsabilidades, es importante establecer límites. Asumir demasiado puede generar estrés, disminuir la productividad y afectar la autoestima.
- Priorizar la vida privada: comunicar claramente las necesidades personales y familiares puede ayudar a reducir el malestar laboral. Es importante reconocer que los compromisos fuera del trabajo también son prioritarios y deben ser respetados.
- Facilitar la cercanía al trabajo: reducir el tiempo de viaje al trabajo puede proporcionar más tiempo para actividades personales y familiares.
- Organizarse para aumentar la productividad: dedicar tiempo al final de cada jornada laboral para planificar las prioridades del día siguiente es una estrategia efectiva. Esta organización contribuye a aumentar la productividad y proporciona una sensación de satisfacción por el trabajo realizado.
- Evitar las prisas: acudir con tiempo a citas y reuniones fuera del trabajo ayuda a reducir el estrés y la sensación de pérdida de control.
- Seleccionar las actividades con criterio: revisar cómo se invierte el tiempo y eliminar actividades no esenciales ayuda a mejorar la eficiencia laboral.