La luz del sol es crucial para la salud física y mental, nos hace sentir revitalizados y de mejor humor. A continuación, los motivos por los que se recomienda exponerse – con los cuidados necesarios – al menos unos minutos al día.
Por empezar, es una de las mejores fuentes de vitamina D. Cuando los rayos del sol entran en contacto con la piel, desencadenan la producción de esta vitamina en el organismo, que desempeña un papel crucial en la regulación de los niveles de serotonina, neurotransmisor asociado con el estado de ánimo. Los bajos niveles fueron relacionados con mayores tasas de depresión y trastornos del estado de ánimo.
La vitamina D también contribuye a la salud mental al promover la salud ósea, reducir la inflamación y estimular el sistema inmunológico. Los estudios han demostrado que las personas con niveles más bajos de vitamina D son más propensas a experimentar síntomas de depresión y ansiedad.
La luz del sol también desempeña un papel crucial en la regulación del reloj interno. El ciclo de sueño-vigilia está influenciado por la luz, ya que ayuda a regular la producción de melatonina, hormona que controla los patrones de sueño. La exposición a la luz solar durante el día puede ayudar a mantener el reloj interno en sintonía, lo que a su vez puede mejorar la calidad de sueño.
Cuando el reloj interno está desregulado, puede resultar en trastornos del sueño, fatiga y cambios en el estado de ánimo. La luz solar ayuda a mantenerlo en equilibrio, lo que puede tener un impacto positivo en el bienestar emocional.
La exposición también puede tener un impacto directo en el estado de ánimo, ya que puede estimular la liberación de endorfinas, sustancias químicas en el cerebro que actúan como analgésicos naturales y generan sensaciones de bienestar. Además puede aumentar la producción de serotonina, el neurotransmisor asociado con la regulación del estado de ánimo.
También puede ayudar a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Cuando te exponés a la luz solar, los niveles de cortisol tienden a disminuir, lo que puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.
La falta de exposición a la luz solar puede tener consecuencias para la salud mental. En los meses de invierno o en lugares con poca luz solar, muchos experimentan lo que se conoce como trastorno afectivo estacional, caracterizado por síntomas de depresión, fatiga, letargo y cambios en el apetito.
Además, la falta de luz solar puede contribuir a trastornos del sueño, problemas de estado de ánimo, fatiga crónica y falta de motivación. La exposición limitada también ha sido asociada con un mayor riesgo de enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad.