Interés General - La voz del océano

Domingo 07 de Julio de 2024 - 17:52 hs

Martina Álvarez, la joven argentina que nada con tiburones

Martina Álvarez explora el océano y graba documentales sobre las distintas especies que se encuentra.

Actualizado: Domingo 07 de Julio de 2024 - 17:55 hs

“Mi propósito es darle voz al océano que no puede defenderse por sí mismo y acercarlo la gente”, afirmó Martina Álvarez, periodista ambiental, documentalista y fotógrafa submarina, de 32 años. El 8 de junio se festeja el Día Mundial del Océano con el objetivo de informar el impacto de los humanos en el océano, en este día, la joven aclara algunos mitos del fondo del mar y qué acciones podemos adoptar para poder cuidarlo.

SU ACERCAMIENTO AL OCÉANO

La joven estudió Comunicación y trabajaba en marketing de modas, pero quería cambiar el rumbo de su vida, por lo que se fue a vivir a Australia por un año: “Siempre amé el mar desde muy chiquitita, pero no me daba cuenta de que a mí me gustaba de una forma especial”, indicó Álvarez en conversación con Vía País.

“La primera vez que me sumergí dije: ‘¡Wow! No puedo creer que todo esto estaba acá abajo y nadie me avisó'. Desde ese día abracé el mar para siempre y no pude soltarlo nunca más porque me di cuenta de que era un universo increíble que solo con un chapuzón podía visitar. Se convirtió en mi brújula, empecé a viajar para encontrarlo y también para encontrarme porque fue un momento que cambió mucho mi vida”, continuó.

“Mi propósito es darle voz al océano que no puede defenderse por sí mismo y acercarlo la gente”, afirmó Martina Álvarez, periodista ambiental, documentalista y fotógrafa submarina, de 32 años. El 8 de junio se festeja el Día Mundial del Océano con el objetivo de informar el impacto de los humanos en el océano, en este día, la joven aclara algunos mitos del fondo del mar y qué acciones podemos adoptar para poder cuidarlo.

Martina dedica su vida a cuidar el océano y filmar documentales bajo el agua.
Martina dedica su vida a cuidar el océano y filmar documentales bajo el agua. Foto: @oceanomartina

SU ACERCAMIENTO AL OCÉANO

La joven estudió Comunicación y trabajaba en marketing de modas, pero quería cambiar el rumbo de su vida, por lo que se fue a vivir a Australia por un año: “Siempre amé el mar desde muy chiquitita, pero no me daba cuenta de que a mí me gustaba de una forma especial”, indicó Álvarez en conversación con Vía País.

“La primera vez que me sumergí dije: ‘¡Wow! No puedo creer que todo esto estaba acá abajo y nadie me avisó'. Desde ese día abracé el mar para siempre y no pude soltarlo nunca más porque me di cuenta de que era un universo increíble que solo con un chapuzón podía visitar. Se convirtió en mi brújula, empecé a viajar para encontrarlo y también para encontrarme porque fue un momento que cambió mucho mi vida”, continuó.

“Me encantó la vida marina, nunca se me ocurrió que podía dedicar mi vida a explorarlo”, afirmó. Desde ese momento empezó a recorrer el mundo para conocer una “partecita más del océano” documentando las distintas especies que se encontraba y compartiéndolo en su Instagram, @oceanomartina. En la actualidad, ya visitó Hawái, México, Nicaragua, Colombia, Sudáfrica, Panamá y Estados Unidos.

Lo que siento estando debajo del agua no lo puedo resumir en una palabra. Tengo una relación espiritual con el mar, necesito ir tranquila para escuchar el silencio al estar con la naturaleza. Para mí, es como mi meditación, lo que me hace conectar con el presente y también lo que me libera”, afirmó la joven.

SU GRAN AMOR POR LOS TIBURONES

La joven vivió varios momentos de encuentro con tiburones, uno de ellos fue en México: “Fui a seguir aprendiendo buceo y ahí tuve un encuentro muy especial que fue con un tiburón ballena, es el pez más grande del océano, puede llegar a medir hasta 14 metros, Me acuerdo de que el tiburón era más grande que la lancha. El capitán me dijo de saltar y empecé a nadar al lado del tiburón. Me estaba mirando y nos estábamos reconociendo como especies”, indicó.

Luego continuó: “La sensación fue como de pararse en la punta de una montaña y sentir que el universo es enorme. Eso me llevó a cambiar la manera de entender la naturaleza. El mensaje que había escuchado siempre es de que la naturaleza estaba hecha para el hombre y que el hombre era superior a ella. También me quedé preocupada pensando en cómo puede ser que nosotros, siendo tan pequeñitos, le hacemos tanto daño al océano”.

Según Álvarez, este encuentro fue un momento bisagra donde comenzó a cambiar hábitos: “Pasé de la visión egocéntrica de la naturaleza, de cómo el hombre está arriba de todo y después vienen todas las especies, a una visión de la coexistencia: coexistimos con todas las especies. Empecé a querer proteger al planeta a partir de ahí, comencé a rechazar el plástico de un solo uso, aprender sobre el calentamiento global y cómo poder generar el menor impacto posible en el planeta que nos rodea”.

Otro encuentro que la marcó en su vida fue con un tiburón arrecife: “Estaba buceando con un fotógrafo submarino y de repente me perdí. En ese momento, unos buzos estaban mirando a un animal con mucha atención y me acerqué un poco a ver qué era. Había un animal que me pareció superelegante y me dio adrenalina. Me acerqué y nadamos unos segundos, que para mí fueron eternos. Cuando salí del agua le pregunté a los buzos si el animal era un tiburón y todos se empezaron a reír diciendo: ‘¿Cómo no te diste cuenta de que era un tiburón si estuviste tanto tiempo al lado?’”.

Luego añadió: “Me di cuenta de que tenía una idea errónea, absorbida por los medios y por las películas, de que si yo veía un tiburón, me iba a morder. Me cuestioné cuánto de lo que sabía del mar era cierto y cuánto eran mitos”. Desde ese momento, Martina empezó a investigar sobre los tiburones y se dio cuenta de que son seres muy importantes: “Son el primer indicador de un océano sano, regulan toda la cadena alimenticia. Me di cuenta de que tienen un rol muy relevante en el océano y que por este miedo que les teníamos les estábamos haciendo muchísimo daño”.

Los tiburones sienten tu energía, tienen lo que se llaman las ampollas de Lorenzini y pueden ver los campos electromagnéticos. Se dan cuenta si uno está nervioso, asustado o si está tranquilo. Siempre es muy importante estar tranquilo enfrente de estos animales y mirarlos a los ojos. No entramos en su dieta alimenticia, si una persona sufre un ataque de tiburones es porque hubo un accidente. En Panamá hay un dicho que dice que más chance que te caiga un coco en la cabeza de que te mueras por un ataque de un tiburón”, continuó Martina.

Fuente: víapaís