La música es una una compañera en gran parte de nuestras vidas e incluso durante las horas laborales. Muchos estudios respaldan la idea de que puede tener efectos positivos en la productividad, siendo uno de los aspectos más destacados el aumento de la velocidad y la calidad en la realización de tareas.
Esto puede atribuirse en parte a su capacidad para estimular la liberación de dopamina en el cerebro, lo que mejora el estado de ánimo, autoestima y predisposición hacia el trabajo.
Si bien puede ser beneficiosa en términos generales, el tipo que escuchás puede influir en tu rendimiento. Según una investigación, para mejorar la productividad, canciones con un ritmo más rápido y motivador pueden ser más efectivas.
Sin embargo, cuando se trata de concentración, las instrumentales parecen ser la opción más adecuada, ya que son excelentes para ayudar a mantenerse enfocado en las tareas durante períodos cortos de tiempo, generalmente entre 15 y 30 minutos. De hecho, la ausencia de letras reduce las distracciones y permite sumergirse completamente en el trabajo.
Hay que tener en cuenta que no todos reaccionan de la misma manera ante la música en el entorno laboral. Algunos pueden encontrarla estimulante y beneficiosa para su rendimiento, mientras que otros pueden sentirse distraídos o incluso agobiados por ella. La edad también desempeña un papel, siendo, según estudios, los trabajadores más jóvenes quienes muestran una mayor mejora en su productividad.
Las características específicas del trabajo también deben tenerse en cuenta. Por ejemplo, en profesiones que requieren una alta concentración auditiva o que implican riesgos, como aquellas en las que se conduce maquinaria pesada, la música puede ser contraproducente e incluso peligroso. En estos casos, es fundamental priorizar la seguridad y la atención plena en la tarea en que se está haciendo.